Roni Horn es neoyorquina, se licenció en Bellas Artes en la Escuela de Diseño de Rhode Island y, aunque la conocemos fundamentalmente por sus fotografías, también es autora de esculturas, dibujos, libros de artista, y también ensayos, que a menudo se han relacionado con el Minimalismo encarnado por Donald Judd o Sol LeWitt, pero que han sumado a los principios de aquella corriente un punto de calidez, muy visible en sus series de imágenes más conocidas: las dedicadas a Islandia, a las modulaciones de la luz en su paisaje y a los cambios gestuales capaces de expresar estados de ánimo.
Ha expuesto sus trabajos en el Centre Pompidou de París, el Art Institute of Chicago, el Whitney Museum, la Tate Modern y el MoMA, además de participar en 1992 en la Documenta de Kassel y en 1997 en la Bienal de Venecia, y tras recibir el año pasado el Premio Joan Miró y mostrar el proyecto “Todo dormía como si el universo fuera un error” en la Fundació barcelonesa que lleva el nombre del pintor, presenta esa misma exhibición en CaixaForum Madrid hasta el 1 de marzo de 2015.
LO QUE DICEN LOS RÍOS, LOS ROSTROS…
Esta exposición analiza la trayectoria de Horn en la que es su primera individual en nuestro país y consta de esculturas, dibujos con pigmentos e instalaciones, entre estas últimas las inspiradas en los versos de Emily Dickinson o las compuestas por retratos fotográficos que han captado identidades y ánimos cambiantes. En conjunto, proponen al espectador una experiencia global de acercamiento a lo secreto, lo incomunicable que fluye tras miradas y paisajes.
Además de al Minimalismo, su producción también se acerca al arte conceptual: trabaja, durante varios meses cada año, en Islandia, porque allí ha encontrado un paisaje parcialmente a salvo de la globalización que le ha permitido investigar los vínculos entre naturaleza y carácter, entre lugar e idiosincrasia, y, aprovechando que, además de artista, es escritora y gran lectora, ha incorporado el lenguaje a algunas de sus obras, piezas que, en cualquier caso, llaman nuestra atención por su sutileza, por sumergir al espectador en atmósferas silenciosas que le invitan a afinar sus sentidos.
De las veinticinco piezas, fechadas entre 1996 y 2011, que componen la muestra de CaixaForum, dos se presentan exclusivamente en Madrid (no estuvieron en Barcelona): You are the Weather (1996) y Pi (1998). La primera serie desvela los mínimos cambios del gesto de una mujer al sumergirse en distintas aguas termales de Islandia, estableciendo una correlación entre temperatura o clima exterior y clima interior y aludiendo a Heráclito, quien ya formuló que nunca podríamos sumergirnos dos veces en las mismas aguas; la segunda, compuesta por 45 fotografías en color unidas por un tono azulado, presentan retratos de un hombre y una mujer, de peluches o fotogramas de una telenovela islandesa.
Otras fotografías a no perderse: las quince que componen Still Water (The River Thames, for Example), que reproducen ese río a su paso por Londres dotándolo de un color y una textura que varían según la luz y las mareas. Una observación minuciosa nos permitirá hallar en estas imágenes pequeños números que se relacionan con los textos sobre el agua inscritos en la parte inferior de cada foto.
El propósito de sus dibujos es similar al de estas fotografías: ser testimonio de apariencias cambiantes, de transformaciones suaves. Encontramos en ellos estructuras densas, pero fragmentadas, elaboradas con pigmentos puros, que contrastan con la apariencia extremadamente frágil de las formas que representan, nacidas tanto de la improvisación como de un proceso de introspección previa. Se asemejan a mapas o diagramas, a veces concentrados, a veces dispersos.
Respecto a White Dickinson, la traslación material de los libres versos de la poetisa, hay que subrayar la presencia, tan frágil como corpórea, que adquieren sus palabras en la escultura de la americana apoyada en precario equilibrio sobre la pared. Otra pieza basada en la palabra es Rings of Lispector (Água Viva), que también hace referencia a otra mujer: Clarice Lispector. Los escritos de la brasileña sobre la conciencia y la trascendencia más allá de lo físico Horn los traduce en formas circulares, desde anillos a vórtices acuáticos sobre superficies elásticas.
¿Os preguntáis por el origen del título de la muestra? Todo dormía como si el universo fuera un error es una frase del inacabado Libro del desasosiego de Fernando Pessoa, que podemos relacionar con la voluntad de la artista de analizar las relaciones entre persona y entorno, derivada de la “incomodad” de estar en el mundo que empuja a Horn a cuestionar a fondo lo natural y lo humano.
Al final de la noticia, encontráis un vídeo del paso de Roni por la Fundació Joan Miró.
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