Suizo, discreto, amable, con esa pequeña cámara, que levanta y dispara con una mano, se tragó un triste poema desde la misma América y lo pasó a película, haciéndose un sitio entre los grandes poetas trágicos del mundo. Así definió a Robert Frank Jack Kerouac, que se lo encontró en algún punto de su camino.
Sus imágenes fueron el emblema de la contracultura, tanto que hoy, por esa ley del tiempo y las paradojas, alcanzan precios de récord en subastas: hace años Sotheby´s Nueva York vendió su serie The Americans por 3,7 millones de dólares, logrando adjudicar el 90% de los lotes.
Es uno de los fotógrafos más influyentes del siglo pasado y este verano es el IVAM valenciano el que lo recuerda dedicándole una muestra, en su formato Caso de estudio: se exponen dieciocho fotografías que pertenecen a sus fondos y también libros, dos filmes llegados del Museo de Bellas Artes de Houston (Keep Busy y True Story, separados por casi tres décadas), y un vídeo documental que ayudará al visitante a contextualizar su obra: Fire in the East.
La exposición, que deja al margen criterios cronológicos, incide en las vías seguidas por el artista suizo para construir sus fotografías, para autorrepresentarse y para representar al otro, y parte de su fotografía documental de los cincuenta, vinculada a la serie The Americans, que comprende ochenta y tres imágenes tomadas a mediados de esa década en cuarenta y ocho estados de EE.UU. Frank las seleccionó entre 30.000 y pudo llevar a cabo el proyecto gracias a una beca de la Fundación Guggenheim.
Podemos calificar esas imágenes como documentales, pero en un periodo de cuestionamiento profundo de la realidad social norteamericana, el peso de la subjetividad del fotógrafo es evidente. También su vocación experimental: trabajaba sin planes previamente trazados, desde la fluidez y la espontaneidad.
En sus comienzos, Frank se dejó influir claramente por su mentor Walker Evans, pero terminó distanciándose de él para fijarse en asuntos que en los cincuenta no merecían la atención de demasiados fotógrafos pero que, con el tiempo, acabarían convirtiéndose en esenciales en el estudio de la vida cotidiana americana a cargo de artistas y cineastas: la soledad, el silencio, el creciente consumo, el racismo, la alienación del individuo urbano o el amor.
Y, en el examen de esos nuevos modos de vida de posguerra en Estados Unidos, transitó Frank de la fotografía al cine sin tener miedo al riesgo: cuando alcanzó reconocimiento profesional, a fines de los cincuenta, dejó a un lado la imagen fija para sumergirse en un cine, eso sí, influido por aquella, del que son ejemplo Keep Busy y True Story.
No podemos entender el séptimo arte como un episodio independiente en el conjunto de su trayectoria, sino como parte intrínseca y fundamental de su mirada peculiar y sus intereses: en las películas que rodó reflexionó sobre el acto creativo, la dicotomía entre realidad y ficción o el análisis sobre los vínculos entre el recuerdo, el lenguaje y las imágenes.
En la exposición del IVAM están presentes fotografías como Mississipi Bridge (1947-1948), San Francisco (1956), Political Rally Chicago (1955-1956), Self-portrait (1979) o Robert (1955), testimonio claro de su estilo experimental en busca de nuevos significados y de una estética intencionadamente descuidada, tan ligada a la contracultura estadounidense de su tiempo.
“Caso de estudio. Robert Frank”
INSTITUTO VALENCIANO DE ARTEMODERNO. IVAM
c/ Guillem de Castro, 118
46003 Valencia
Del 15 de junio al 15 de octubre de 2017
