Estos tres relieves están realizados con capas de resina de color rojo y blanco y con silicona: el resultado es visceral y no hay que afinar demasiado el ojo para relacionarlas con naturalezas muertas con carnes sangrientas, nervudas. Forman parte de uno de los últimos proyectos de Anish Kapoor, del que podemos disfrutar en el Rijksmuseum de Ámsterdam hasta el 6 de marzo junto a obras claves de Rembrandt como La novia judía, Tito vestido como monje o Autorretrato como el Apóstol Pablo.
Estos relieves suponen el regreso de Kapoor a la pintura: en ellos ha tratado de unir cuerpo y psique -una fisicidad poderosa y el sentido de tempus fugit propio de toda naturaleza muerta- y de enlazar con la tradición pictórica de bodegones de Rembrandt, Soutine y Bacon y con asuntos como la violencia, el trauma y la agitación social y política.
Ya desde los inicios de su trayectoria, Kapoor llevó a cabo trabajos bidimensionales en tinta, acrílico, óleo, gouache, papel o lienzo, sin embargo estas tres obras expuestas en el Rijksmuseum nos recuerdan, más que a esas pinturas de sus comienzos (con las que comparten formato) a instalaciones mecanizadas más recientes como My Red Homeland (2003), Svayambh (2009) o Shooting into the Corner, también de ese mismo año.
Podemos citar otra referencia más: este proyecto, que Kapoor ha titulado Internal Object in Three Parts muestra el interés de este artista por la mitología griega, en concreto por la historia del sátiro Marsias, que desafió a Apolo, deidad de la música, a un duelo musical que él mismo perdió. ¿Recordáis el final? Tras la derrota, Apolo –cuenta el mito- empaló a Marsias en un árbol y le desolló vivo, de ahí su relación con el buey de Rembrandt y con estos trabajos.
Hay que recordar que a Kapoor siempre le ha interesado entablar relaciones con la antigüedad (no solo griega, también romana, egipcia o india) en su producción y este pasado verano protagonizó en el Palacio de Versalles la mayor muestra presentada en ese lugar hasta la fecha.
Tampoco es el primer artista contemporáneo en presentar proyectos vinculados a la pintura holandesa pasada en el Rijksmuseum: lo han precedido Damien Hirst (2008), Anselm Kiefer (2011), Frank Auerbach (2013), y Daan Roosegaarde (2014). En la propia colección de este museo de Ámsterdam figuran piezas de Subodh Gupta, Ai Weiwei, Edmund de Waal y Richard Wright.
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