Nacido en Riga, la capital letona, en 1906, Philippe Halsman inició su trayectoria como fotógrafo en París en la década de los treinta y durante cerca de cuarenta años desarrolló una carrera ejemplar que culminó con su gran éxito en Nueva York.
Fue un talento precoz: en 1921, con tan solo quince años, comenzó a descubrir las posibilidades de la vieja cámara de su padre y a desarrollar sus primeras placas de vidrio en el lavabo del cuarto de baño de su casa, experimentos que, cuando tenían éxito, al joven Halsman le parecían verdaderos milagros.
El que fuera ministro francés Paul Painlevé le facilitó su llegada a París y su hijo Jean le regaló una de las mejores cámaras fotográficas de entonces. Con tan buenos avales, Halsman permaneció en París durante diez años, hasta 1940, colaborando con publicaciones como Vogue, Vu y Voilà, para las que retrataría a Marc Chagall, Le Corbusier o André Malraux. También expuso sus imágenes en varias ocasiones en la Galería La Pléiade, que también representaba a fotógrafos esenciales como Man Ray, André Kertész, Brassaï o Laure Albin Guillot.
Quizá Halsman hubiese permanecido más tiempo en París de no ser por la invasión alemana, que puso fin a su próspera carrera francesa y le obligó a abandonar el país para buscar refugio en Nueva York. Allí también fue bien recibido: trabajó para un buen número de revistas, entre ellas Life. Gracias a sus encargos pudo retratar a Marilyn Monroe, Rita Hayworth, Duke Ellington, el duque y la duquesa de Windsor, Richard Nixon o Albert Einstein, y un largo etcétera, porque Philippe Halsman produjo nada menos que 101 portadas de esta publicación.
No obstante, el artista trató de no quedar encasillado como fotógrafo de celebridades y buscó experimentar cuanto pudo con las posibilidades de la cámara, forzando los límites de su medio. Fruto de ese interés por la innovación constante, colaboró durante más de treinta años con Salvador Dalí e inventó la llamada jumpology: sí, de Halsman procede la tendencia a fotografiarse saltando con el fin de obtener imágenes más naturales y espontáneas. Nada nuevo bajo el sol.
Además de retratos e imágenes para revistas de moda, el fotógrafo llevó a cabo proyectos publicitarios y personales, reportajes y encargos privados e institucionales caracterizados por su aproximación directa al modelo u objetivo, su meticulosa atención al detalle y su experimentación. Y en Nueva York falleció en 1979.
El 20 de octubre vuelve a la primera ciudad que le permitió desarrollar su talento: el Jeu de Paume mostrará trescientas de sus obras, incluyendo planchas, pruebas preliminares, fotomontajes, y por supuesto, fotos originales.
La completa retrospectiva se titulará “Étonnez-moi!” y podrá visitarse hasta el 24 de enero en la Concorde.
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Una respuesta a “Philippe Halsman, salta conmigo”
La Nona
Salud…!
Alguien podría decirme el nombre de la modelo en la fotografía de Philippe Halsman, ‘Expérimentation pour un retrato de femme 1931-1940.’…?
Muchas gracias…!