Después de que, en esta misma sala, Tito Pérez Mora nos hablará de los mecanismos de nuestra memoria para recordar y borrar, llega a la Twin Gallery Patricia Domínguez, una joven artista chilena que en su trabajo identifica los males de la sociedad contemporánea que nuestro cuerpo somatiza y convierte en dolencias, y también los remedios, quizá con raíces ancestrales, que pueden ponerles freno.
Su exposición se titula “Llanto cósmico”, en alusión a esa tristeza de dimensiones espaciales en la que la sociedad del consumo y la autoexplotación sume a sus víctimas, y está comisariada por Violeta Janeiro. Nos propone, adoptando la intuitiva costumbre humana de incorporar al presente tradiciones reinterpretándolas, fijarnos en esos artefactos sustitutorios de la realidad que invocan referentes a menudo olvidados. Estos objetos los entiende la artista como signos que, refiriéndonos a culturas concretas o al contexto colonial, evocan circunstancias de dominación, en sus formas diversas, políticas y económicas, incluso cuando ese poder ya ha desaparecido.
Los artilugios sanadores que presenta en Twin Patricia Domínguez adquieren una condición simbólica semejante, hasta transformarse en acontecimientos, en un sentido que remite a las distancias pasadas y presentes entre los oprimidos y quienes modulan su libertad en el contexto geográfico e histórico de Latinoamérica, pero va más allá profundizando en sus posibles capas de significado y en el doble camino de esa opresión: también quien la ejerce la padece. Los responsables de explotar y mercantilizar los recursos de la naturaleza portan, en las obras de Patricia, camisas corporativas alusivas a su empleo, pero son víctimas a la vez de sistemas laborales y sociales que los vigilan y controlan, de modo que han de recurrir para salvarse de esos males, que antes o después saltan de la mente al cuerpo, a los poderes curativos propios de piezas empleadas por colectivos de historia milenaria (los mismos que estaban quedando progresivamente aplastados por la universalidad concedida a las manifestaciones culturales, por la globalización favorecida por las empresas y los hábitos de la mayoría social).
Aunque Domínguez se refiere en esta muestra a las identidades propias y colectivas, a lo local y lo mundial, lo pasado y lo futurible, su imaginario es muy personal: parte de nociones de la cultura precolombina y de la colonial para hacerlas suyas desde un vocabulario propio que ella denomina sci-fi sudaca-futurista, permeable no solo a los trastornos humanos de antes y de ahora, también a los excesos cometidos en la naturaleza.
Este “Llanto cósmico” tiene mucho de homenaje a los pueblos, latinoamericanos pero quizá no solo, que han sabido seguir vivos y sobreponer su cultura a los intentos históricos de dominación, pero también llama nuestra atención, y quizá ese sea su objetivo último, sobre los significados cambiantes que concedemos a los objetos y las imágenes, sobre nuestro uso de los mismos para comunicarnos -quizá deficitariamente hoy, en días de emoticonos- y sobre la imposibilidad de articular ritos que hoy nos sirvan para cultivar espiritualidades personales ajenas a los dictados de los medios y las redes.
Patricia Domínguez. “Llanto cósmico”
c/ San Hermenegildo, 28
Madrid
Del 14 de noviembre al 22 de diciembre de 2018
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