No se preocupen, sólo es…el fin

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Suso Basterrechea inaugura la Galería madrileña Paula Alonso con una muestra muy vinculada a las profecías mayas sobre el fin del mundo

Madrid, 29/11/2012

 

Ya participó este verano en la última edición de Artesantander con propuestas de David Morago y Paula Rubio Infante, y también en ESTAMPA 2012, pero la Galería Paula Alonso abre hoy sus puertas en Madrid, en la céntrica calle Lope de Vega del Barrio de las Letras, con la voluntad de apoyar y representar a artistas emergentes, pero también consolidados, tanto nacionales como internacionales.

La nueva galería nace por iniciativa de Arteinversión, que continuará llevando a cabo su labor de gestión de su colección permanente y de edición de obra gráfica, y uno de sus principales objetivos será estar presente cada vez en un mayor número de ferias nacionales e internacionales.

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Quienes acudan a partir de hoy a conocer la nueva galería encontrarán una propuesta poco convencional: el proyecto “¡Oh God, es el fin…!” del artista gallego Suso Basterrechea, que contiene ingredientes de crítica social pero no sólo eso. A veces irónicas, a veces muy crudas, y sin un aparente hilo narrativo que las enlace, las obras expuestas presentan cierta influencia del Pop Art y hacen referencia, de forma bastante directa y sin elucubraciones teóricas, a un fin del mundo más doméstico que espectacular.

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Basterrechea confiesa no fiarse de los mayas, y habla así de esta primera individual que presenta en Paula Alonso: “Un meteorito va a caer en la tierra, tiene Vd. una hora para despedirse de sus seres queridos”, como afrontar esta posibilidad. Quizás podría decirle a mis hijos que lo viví todo pero en nada dejé huella. Soy leve, inconsistente y poco perseverante por eso dibujo aquellas situaciones que han conseguido captar mi atención. Sin jerarquía, sin orden, sin plan, solo el deseo de hacer, de ocupar el tiempo. No sé si el arte puede cambiar el mundo pero yo no tengo la confianza necesaria para iniciar la revolución. No avanzo con pasos firmes hacía el frente pero me he adaptado a esta realidad frenética y cambiante. El movimiento como condición, la agitación de una frase ingeniosa, de una imagen oportuna o reveladora ha sustituido a la elegancia minimalista. He perdido la paciencia, yo también quería ser perfecto y pulcro. Cuantos esfuerzos arrasados por el tiempo. Dicen que mi obra es irónica, casi cómica pero dura y trágica y yo me pregunto: “¿Acaso puede ser de otra manera?”


No tenemos fe en los mayas. Ignoramos la enésima advertencia sobre el fin del mundo…mejor, vivamos con pasión y sin remordimientos hasta el último momento. ¿Será verdad que toda nuestra existencia desfila ante nosotros en un instante?


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