El KW-Berlín repasa las prácticas minimales de contenido político, realizadas durante los últimos cuarenta años
A menudo nos acercamos al minimalismo quedándonos con que se trata de una práctica artística que nace del despojamiento más radical y absoluto, centrándose en la esencia de las cosas y dando por ello lugar a formas puras y perfectas, como esferas o cubos, realizadas en materiales pulidos hasta el detalle, no dejándonos descubrir la huella humana del artista en su producción.
KUNST WERKE BERLIN e.V. – INSTITUTE FOR CONTEMPORARY ART
Auguststraße, 69
Berlin
La producción en serie y el uso de materiales prefabricados, son otros dos de los rasgos comunes de este estilo, que comienza a despuntar a principios de los años sesenta, gracias a artistas como Carl Andre, Dan Flavin o Donald Judd. Sin embargo, detrás de propuestas aparentemente geométricas y exentas de todo adorno, se encuentra un gran carga conceptual que muchas veces parece obviarse y que, por lo general, es indudablemente lo más importante de estas obras y aquello que las dota de toda consistencia. El Kunst Werke Berlín e.V. – Institute for Contemporary Art presenta estos días en sus salas una exposición -que permanecerá abierta hasta el próximo 25 de enero- a través de la que pretende concienciarnos de la gran carga conceptual de las obras minimales realizadas durante los últimos cuarenta años, invitándonos a repasar un conjunto de propuestas cargadas de contenido esencialmente político, realizadas por creadores contemporáneos de primera línea como Francis Alÿs, Monica Bonvicini, Mona Hatoum, Damien Hirst, Alfredo Jaar, Terence Koh, Teresa Margolles, Gregor Schneider, Tino Sehgal, Santiago Sierra o Rosemarie Trockel, entre otros.
Imagen de la exposición