Trillo, Kaprow y el Madrid moderno

El CA2M recuerda tres muestras fundamentales de la Transición

Móstoles,

Os lo adelantábamos allá por Semana Santa: el verano en el Centro de Arte Dos de Mayo tendrá sabor ochentero. El pasado 29 de junio este espacio abrió dos nuevas muestras: “Miguel Trillo. Doble exposición”, comisariada por Juan Albarrán, y “Allan Kaprow. Comfort Zones. Junio 1975”, comisariada por Elena Fernández Manrique.  Ambas pueden visitarse hasta el mes de octubre y recuperan para el público dos capítulos importantes, y quizá insuficientemente recordados, en la historia del arte actual madrileño.

"Miguel Trillo. Doble exposición" en el CA2M
“Miguel Trillo. Doble exposición” en el CA2M

La exposición dedicada al fotógrafo gaditano Miguel Trillo es una reconstrucción de las dos primeras muestras individuales de este, ambas en la capital: “PopPurri. Dos años de música pop en Madrid”, que tuvo lugar en la Galería Ovidio en 1982, y “Fotocopias. Madrid-London”, presentada en la Sala Amadís en el año siguiente.

El Centro de Arte Dos de Mayo ha reconstruido los espacios expositivos de aquellas exhibiciones tal y como fueron en los ochenta, porque en ambos casos el mensaje de Trillo se manifestaba también en los montajes, no solo en las imágenes. En las dos galerías, los procedimientos elegidos para presentar las fotografías se distanciaban a conciencia de los modos más convencionales de exposición de este medio a principios de esa década.

Con “Doble exposición” se ha buscado recontextualizar el desarrollo del trabajo de Trillo en la cultura fotográfica madrileña, sometida a transformaciones vitales entre mediados de los setenta y mediados de los ochenta, precisamente la etapa en que este autor sentaba los cimientos de su estilo propio, su querencia hacia lo callejero.

Corría 1978 cuando el artista andaluz tomó la primera de una larga serie de fotografías de grupos que tocaban en directo. Pretendía retratar la eclosión de culturas juveniles del Madrid de principios de los ochenta, la diversificación de las estéticas musicales que dejaban atrás las modas y actitudes hippie-folk de los setenta.

Cuando aquellas imágenes llegaron a la Galería Ovidio se mostraron sin marco ni cristal, adheridas a paneles de madera pintados de colores pastel y, cómo no, con música sonando de fondo. El desenfado de los retratados se extendía de esa manera a la sala, sumergida en una atmósfera pop y urbana.

"Miguel Trillo. Doble exposición" en el CA2M
“Miguel Trillo. Doble exposición” en el CA2M

Pocos meses más tarde, en junio de 1983, Trillo expuso por primera vez otras fotografías de jóvenes que había realizado durante los tres años anteriores tanto en Madrid como Londres, y de nuevo innovó en los procedimientos. En la Sala Amadís pudieron verse fotocopias en color de las fotografías positivadas a partir de diapositivas. De este modo, ponía de relieve que el valor artístico de una imagen no podía depender en la modernidad de que esta fuera obra original, de que perteneciera a una tirada limitada, o de que fuera fruto de la pericia técnica del fotógrafo en el revelado, ni siquiera residía ya ese valor en la propia calidad de la obra o en el acabado profesional del montaje, sino en los nexos profundos de la fotografía con su tiempo y en su capacidad de comunicar.

En aquella ocasión se sirvió así Trillo de una tecnología tan nueva como humilde y accesible que conectaba con el espíritu del do it yourself. Probablemente no era ajena ni a los protagonistas de las tomas, esos que nos interpelan con su mirada frontal, ni al público de estos trabajos, a medio camino entre el testimonio y la pasión.

Por su parte, la exposición “Allan Kaprow. Comfort Zones. Junio 1975” rememora el happening que este artista llevó a cabo en 1975 en la Galería Vandrés de Madrid, episodio que con el paso del tiempo sería considerado un capítulo fundamental en la historia de las galerías madrileñas por fomentar en España la normalización de la innovación en el campo del arte contemporáneo cuando aún no se habían celebrado las primeras elecciones democráticas.

En 1975, Fernando Vijande, responsable de la citada Galería Vandrés, invitó a este creador estadounidense a desarrollar uno de sus happenings en aquella sala. De esa invitación nació Comfort Zones, que se realizó los días 10 y 11 del mes de junio. La propuesta de Kaprow consistió en ocho protocolos íntimos para parejas en los que los factores temporal y espacial jugaban un papel muy importante en la acción: la palabra clave now (ahora), pronunciada alternativamente por cada uno de los miembros de la pareja en distintas situaciones y escenarios, marcaba el momento en que cada uno alcanzaba la zona de confort que daba título al proyecto.

Allan Kaprow. Comfort Zones, 1975
Allan Kaprow. Comfort Zones, 1975

Aunque fueron siete parejas las que participaron en el happening, la película Comfort Zones, transferida ahora a formato digital, solo retrata la actividad de dos performers: los componentes del grupo Body, Mario Costas y Esther Llorden, un colectivo de performance habitual de la Galería Vandrés al que también se sumaba como miembro activo el hoy crítico de arte Mariano Navarro, que en esa ocasión actuó como asistente de cámara del fotógrafo que filmó la película, David Seaton.

El material inédito de archivo de la época es el eje de la exposición del CA2M, donde podemos contemplar algunas proyecciones y audios, los activity booklets (cuadernos de actividad) reunidos en aquella muestra y la maqueta original del cuaderno que acompañó a Comfort Zones, con las indicaciones del artista y sus fotografías originales (ha sido reeditado en facsímil para esta ocasión).

Este material se complementa con algunos activity booklets presentes en el archivo de la Galería Vandrés: libros de instrucciones con los que acompañaban sus happenings los performers, siempre buscando que el artista se disuelva en el público, así como vídeos que documentan sus acciones. Todos estos materiales serán, en el último mes de duración de esta exposición-del 14 de septiembre al 14 de octubre-, la base de trabajo para una serie de reinvenciones del happening.

Para contextualizar esta propuesta del CA2M, hay que recordar que Kaprow fue pionero, a principios de los sesenta, del Live Art, y que describía sus prácticas performáticas como una representación espacial de su actitud hacia la pintura. Intentó aumentar la responsabilidad del público en el proceso artístico, como fue una constante en aquella década, recurriendo al azar y la casualidad, y utilizó la palabra happening para referirse a algo que simplemente ocurre casi sin intención: Something that happens to happen.

 

 

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