Quienes nos leéis a menudo seguramente conocéis bien la obra vitalista (pinturas, grabados, dibujos, esculturas y joyas) de Marina Anaya, artista que trabaja con formas amables (no hay en sus figuras aristas, solo apacibles redondeces) y con un cromatismo vivo y vibrante. Encuentra inspiración en la naturaleza, los seres queridos, las escenas felices de la vida, y en vientos que, fríos o cálidos, aluden a energías y momentos.
Mañana, Marina regresa a una de sus galerías habituales, la madrileña acuadros, para presentar “El verano invencible”, una selección de veinte pinturas al óleo unidas por el tema común de la alegría interior que da título metafórico a la muestra y que procede de una cita de Albert Camus: En medio del invierno, descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible.
En estas pinturas encontramos lo que Marina viene ofreciéndonos desde sus comienzos, la sencillez y la transmisión de una alegría sincera que no necesita de grandes acontecimientos ni de medios ni materiales complejos para surgir ni para expresarse: colores tropicales, naturalezas que emergen tras la lluvia, paraísos vitales e instantes tiernos.
En palabras de Lidia Martín, en este optimismo imbatible se sitúa la artista Marina Anaya. Aferrada a los instantes que hacen que la vida valga la pena. En una revancha fresca y jugosa cargada de eternos amantes. Con la clara visión que solo concede el tiempo sin prisas y la calma de sus paraísos.
“Marina Anaya. El verano invencible”
c/ Augusto Figueroa, 41
Madrid
Del 6 al 30 de abril de 2018
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