María Luisa Fernández, la espiral y la gomaespuma

El MUSAC exhibe su obra reciente

León,

8.068.807.218 era el número de habitantes que tenía la Tierra cuando María Luisa Fernández culminaba la preparación de la muestra que actualmente presenta en el MUSAC de León; ahora será sustancialmente mayor y en pocos años, atendiendo a la sucesión de Fibonacci, la espiral que recoge la progresión de la suma de dos números naturales y sus siguientes, se habrá multiplicado de forma exponencial (salvo sucesos trágicos). Esas cifras de la población mundial vienen dando título desde hace años a las exposiciones de la artista (desde su última individual, en 2018, se han incrementado en 460 millones) y la propia espiral de Fibonacci también ha sido construida en la que, desde el pasado fin de semana, ofrece en ese centro leonés, subrayando su relación potencial con otra espiral, la que contiene las medidas de la belleza: la divina proporción o el número de oro, metal en el que la leonesa entiende que el sistema de sobreexplotación económico actual convierte la sangre.

Este proyecto, comisariado por Sergio Rubira y abierto hasta octubre, cuenta con la producción más reciente de Fernández: dibujos y esculturas, aunque fundamentalmente las segundas, que la artista quiere convertir en piezas cualquier cosa menos ensimismadas, en obras ligadas a una realidad próxima, frente a la que tomen posición, y que apelen al espectador y puedan suscitarle tanto emociones como una invitación a reflexionar más allá del contexto de las salas del museo (sin que esa intención apareje necesariamente la creencia en que el arte tenga capacidad suficiente para dar lugar a mejoras sociales).

La vertiente de la realidad en la que esta autora hace hincapié tiene que ver con la ecología y con las incertidumbres que la situación medioambiental plantea de cara al futuro, y su modo de abordarla puede vincularse al que, al inicio de su trayectoria en los ochenta, desplegaba en el Comité de Vigilancia Artística (CVA) que integraba junto a Juan Luis Moraza: trataba de prestar atención entonces a asuntos que solían quedar fuera de foco, cuestionando el funcionamiento de los museos y del llamado sistema del arte, y su enfoque era a un tiempo conceptual y lúdico; sin embargo, sus creaciones de esos años manifestaban apego a la materialidad mientras que, entre las actuales, encontraremos algunas concebidas para desaparecer, como diversas esculturas de gomaespuma.

María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC
María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC

Precisamente una de sus series de los noventa ha sido recientemente continuada: se trata de Artistas ideales, en la que convertía en elementos escultóricos las formas geométricas propias de los gráficos circulares de las estadísticas. Los ejecutaba en madera y los pintaba al óleo en blanco o negro, disponiéndolos finalmente erguidos, superpuestos o sobre colchones, nuevamente, de gomaespuma, dando lugar a formas que no remitían tanto a las humanas como a las proporciones de estas.

Las formas derivadas de la estadística, regulares, constituían para ella una herramienta para fijar modelos o prototipos de perfección, pero mantenían equilibrios precarios al devenir esculturas levantadas al modo de columnas, mientras que, cuando estaban tumbadas sobre colchones, no acababan de encajar, pues sus escalas no se correspondían y el círculo parecía imposible de cerrar. En el MUSAC, aquellas piezas se han colgado del techo, de manera que adquieren peso en el espacio e incorporan a su planteamiento una dimensión monumental.

Ya no están pintadas, porque su color negro y las iridiscencias que en ellas vemos son fruto del proceso de carbonización que tiene lugar al quemar la superficie de la madera con la que están fabricadas. Si, hace tres décadas, los Artistas ideales aludían al modo en el que se había construido la idea de genio artístico, y a la forma en la que la propia Fernández se posicionaba en relación con esos estereotipos que entiende excluyentes por reduccionistas, ahora, al pender de forma aparentemente insegura de hilos, los interrogantes que contienen amplían su alcance para poner de relieve qué hacen los artistas frente a lo que en el mundo ocurre, en qué lugar se sitúan respecto a datos que, como el que da título a esta exposición, podrían anticipar un colapso.

María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC
María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC

Cuestiones de afectación general cuya vigencia no se acaba se manejan, asimismo, en el proyecto Coronas, formado por trabajos elaborados con desechos de madera que aluden a sistemas circulatorios en estado descompuesto y que podemos asociar con algunos de los dibujos que han llegado a León: representaciones anatómicas en las que se han evaporado huesos y músculos para solo permanecer las arterias y las venas, pero en los que, si nos detenemos con atención, advertiremos las siluetas de unos animales salvajes que parecen moverse nerviosamente por la hoja de papel.

María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC
María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC

Esas siluetas, a veces de seres al borde de la extinción, llenan otras composiciones sobre papel como si se tratara de sombras, de fantasmas de lo que fueron: las ausencias o vacíos a los que parecen dar lugar se sugieren, igualmente, en otro grupo de nuevas esculturas ejecutadas amontonando planchas de metacrilato que se han colocado en círculo en la entrada de la sala, en el mismo modo en que se disponen los símbolos de la alquimia, y que el visitante tendrá que atravesar o rodear. Dichas planchas se asientan sobre unas bases cuyas patas acaban en punta, como si pudiesen clavarse en el suelo, recordando los torsos de esas leonas vigilantes que han sido heridas por sus soportes, en tanto que las alas de unos pájaros míticos que descansan sobre la pared se asemejan a trofeos dibujados a cuchillo. Unos y otros animales, a su vez, hacen alusión a los ídolos protectores de un tiempo distante y, al ejecutarse en la mencionada gomaespuma, adquirirán con el tiempo un color distinto hasta desmenuzarse y convertirse, no en ruinas, sino en residuos.

Bajo la influencia del arte que nació sin postulados (el callejero, el naif, el art brut), Fernández, que también ha volcado buena parte de su quehacer artístico en la docencia, relee a menudo a Bruno Latour, que propuso unas nuevas relaciones entre sociedad y naturaleza no basadas en el dualismo ni en la supremacía de la primera sobre la segunda.

María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC
María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC
María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC
María Luisa Fernández. 8.068.807.215. Sangre en oro. MUSAC

 

 

María Luisa Fernández. “8.068.807.215. Sangre en oro”

MUSAC

Avenida de los Reyes Leoneses, 24

León

Del 8 de junio al 13 de octubre de 2024

 

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