Hace unos días, dentro del programa de eventos paralelos a la celebración de ARCO, tuvo lugar en la finca navarra del Señorío de Otazu la primera edición del Otazu ArtWeekend, donde se dieron cita artistas, galeristas, coleccionistas, prensa especializada y amantes del arte. Enmarcada en un bello entorno natural, a tan solo 8 km de Pamplona, entre la sierra del Perdón y la sierra del Sarbil, con el río Arga como delimitador natural, Otazu es la bodega situada más al norte de España para la producción de vino tinto. Allí, además de buena uva y una tierra fértil, encontramos una colección de arte contemporáneo a la que el pasado 19 de febrero se sumó una nueva obra realizada por Leandro Erlich, artista conceptual argentino de quien estos días también se está hablando por su exposición en el Espacio Fundación Telefónica, donde muestra dos de sus más conocidas instalaciones.
Esta obra de Erlich para la Fundación Kablanc Otazu es una pieza monumental e interactiva titulada Valkirias de Otazu – Preludio del Señorío: una obra sonora compuesta por 80 cilindros de aluminio afinados –distribuidos a lo largo de los 50 metros del camino de acceso al Palacio del Señorío de Otazu– que funcionan como un xilófono espacial y se activan cuando el espectador interactúa con ellos mediante una vara de aluminio, corriendo y haciendo vibrar cada uno de sus elementos y logrando así recrear la conocida melodía La cabalgata de las valkirias, que abre el tercer acto de la famosa ópera del compositor alemán Richard Wagner.
Quienes visiten la bodega y su colección de arte podrán interactuar con la obra de Erlich, que es la primera instalación permanente y específica del argentino en España. Además, frente a ella, disfrutarán con otra importante obra de la colección, la realizada por el artista chileno Alfredo Jaar que, bajo el título El color de nuestras vidas (2016), fue la obra ganadora del primer Premio Internacional de Arte Contemporáneo de la Fundación Kablanc Otazu: el último gran proyecto de Bodega Otazu, con Guillermo Penso al frente, con el que reafirman su compromiso con el mundo del arte y la cultura.
Junto a estas dos significativas obras, a la Colección se han incorporado recientemente obras de David Magán, Jong Oh, Luis Felipe Ortega, Ignacio Gatica y Jordí Bernardo, que se suman a un interesante conjunto con nombres como los de Olafur Eliasson, Secundino Hernandez, David Rodriguez Caballero, Anish Kapoor, Ai Weiwei, Jeppe Hein, Tomas Saraceno, Peter Zimmerman, Xavier Mascaró, Manolo Valdés o Juan Uslé, por nombrar solo algunos de ellos, de quienes podemos ver obra repartida por los distintos espacios de la bodega.
La Fundación ha puesto en marcha un completo programa de proyectos que entrelazan vino y arte, como son ‘Vitral de Otazu’, ‘Genios de Otazu’ y ‘1 ha, una historia’, que contribuirán a hacer crecer la colección pero que además, cada uno de ellos de manera diferente, suponen un reto para el artista por la implicación que conllevan en el proceso de fabricación del vino.
Todo esto es posible verlo en las visitas que se organizan a la Bodega, en las que se puede descubrir su edificio antiguo convertido en museo del vino y su bodega antigua reconvertida en galería de arte contemporáneo. Una visita más amplia incluye también un paseo por el histórico Señorío de Otazu, que data de la Edad Media, el cual integra una iglesia románica dedicada a San Esteban, del siglo XII, una torre de defensa palomar del siglo XIV y el Palacio renacentista de origen medieval del siglo XVI.
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Una respuesta a “Valkirias, de Leandro Erlich, se incorpora a la Colección Kablanc Otazu”
susana - vinopremier
Interesante apuesta la de Otazu, normalmente las bodegas que apoyan el arte lo hacen a otro tipo de tendencias, valientes Otazu por hacerlo por el arte moderno 🙂
Saludos y brindis
susana