Artista conocida y reconocida internacionalmente, Amparo Sard ha sido fichada recientemente por la Galería Artizar de San Cristóbal de La Laguna y allí presenta, hasta el 16 de mayo, la muestra “Sombras”, título que se corresponde con el de su última serie.
Autora fundamentalmente de dibujos, videos, instalaciones y papeles perforados, Sard ha convertido la condición humana y la duda existencial en la fuente de inspiración de sus trabajos, piezas en apariencia frágiles y de una belleza delicada que contienen sin embargo reflexiones potentes en torno a la angustia o el dolor interior y el físico. El resultado de la conjugación de estética sutil y contenido inquietante son obras perturbadoras, que llegan a parecernos siniestras, en las que se unen sufrimiento y placer. Desde lejos nos invitan a disfrutar de una belleza sin espinas que se trastoca al acercarnos y encontrar punciones elaboradas de forma casi obsesiva, perforaciones sistemáticas empleadas para representar el cuerpo femenino y realizadas con rapidez y meticulosidad, empleando alfileres o bullones y consiguiendo los efectos de un bajorelieve.
Sombras, lo más reciente de esta autora mallorquina, llega después de la serie Límites (2014-2015), que se presentó en el MACRO de Roma, y profundiza en los planteamientos de aquella, en la distancia entre lo interno y lo externo, entre piel y alma; como dice la artista “el límite de una persona es la piel, si hablamos de algo palpable. El límite de su alma, o de su esencia, o de lo verdaderamente importante es otra cosa algo más compleja”.
Para Sombras, Sard ha diseñado paisajes que proyectan zonas oscuras referidas metafóricamente a dos realidades: la existente sin duda, y la que tememos, que incide en nuestras decisiones y proyecta, a su vez, “sombras” en nuestra cabeza sin haber llegado a materializarse.
Una de esas realidades queda reflejada en los huecos que perforan los papeles blancos; la otra, en la impronta negra sobre ellos, elaborada con sílice y caucho. Ambas se contraponen a partir de la inmaterialidad de las punciones de los dibujos, el vacío que originan; y la masa negra que Amparo ha utilizado para conceder carácter físico a las sombras. Este contraste, presente en tantos fenómenos de la naturaleza, la artista lo traslada al ser humano a modo de trama argumental de su obra y de la compartimentación de nuestras visiones, exteriores y palpables, e interiores, y no palpables, evanescentes, pero igual de reales.
En definitiva, el material con el que trabaja Amparo Sard es el de las sensaciones, los estados de ánimo, de ahí que cualquier espectador pueda subrayar su capacidad de conmover.
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