La Testigo Margolles

Los inicios artísticos de Teresa Margolles, artista mexicana ya de amplia trayectoria, se relacionan con el colectivo SEMEFO, del que fue fundadora en 1990. En el Museum für Moderne Kunst de Frankfurt/Main, el Kunstverein für die Rheinlande und Westfalen de Düsseldorf, el Frac de Lorena, Kunstmuseum Bern, la Bienal de Venecia, el Museum of Fine Arts, Houston o el centro P.S.1 Contemporary de Nueva York, ha expuesto trabajos que reflejan críticamente la realidad social de su país.

Dice mucho de su producción el hecho de que una morgue y salas de autopsia sean su principal lugar de trabajo. Se ha centrado en la investigación, no tanto de la muerte, como de las implicaciones socioculturales que encuentra en los cadáveres de una sociedad marcada por la violencia y las desigualdades económicas. Sus fotografías, objetos, vídeos o instalaciones muestran los retazos de las memorias y experiencias vividas por anónimos cuerpos sin vida.

En el Centro de Arte Dos de Mayo, Margolles presenta ahora una serie de obras realizadas en los últimos años como fruto de un minucioso proceso de investigación iniciado hace una década en Ciudad Juárez. Ha archivado documentos, catalogado imágenes, sonidos, testimonios y objetos, tratando de manifestar a través de su trabajo una realidad sintomática que no se limita a Ciudad Juárez, ni a México, sino que se forma parte de una realidad global. En su búsqueda ha entablado un diálogo -asimétrico- con el Estado, apuntando al complejo encuentro entre la verdad y os hechos, y a cómo nos posicionamos frente a estos como testigos, como espectadores y como sujetos de una mirada agonística. Más que intentar reconstruir lo que sucedió a partir de vestigios de lo que queda tras el abandono, la obra de Margolles busca un lugar desde donde generar una contraimagen que logre cuestionar la autoridad y legitimidad de la imagen oficial.

En cada una de las salas del centro madrileño y alrededor de La Promesa (2012), una de sus piezas más emblemáticas, esta exposición quiere articular, a través de la mirada de la artista, un espacio donde afirmar los testimonios de una realidad social tan especifica como la mexicana.

Trabajos como el vídeo En torno a la pérdida (2009 — 2013), Esta finca no será demolida (2011), PM 2010 (2012) y El testigo (2013) que da título a la exposición, conforman un panorama que contextualiza esta pieza en el entorno económico, social y político de una ciudad y de una región. En Ciudad Juárez se hacen ampliamente tangibles el impacto del narcotráfico, la precariedad del empleo, la corrupción y la subsecuente violencia que de estos fenómenos se genera, y pese al clima de inseguridad e incertidumbre evidente, esta localidad es también escenario de esperanza a través de proyectos que intentan cambiar el día a día de sus habitantes.

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