En 2004, muy afectado y casi enfermo, según cuenta en “La sal de la tierra”, por el hambre y las masacres de las que había sido testigo en Etiopía o Ruanda, y deseoso de reconciliarse con la naturaleza, Sebastião Salgado inició “Génesis”, un proyecto fotográfico de ocho años de duración volcado, no en la especie humana como en su producción anterior, sino en la diversidad y la magia de los paisajes de la Antártida, Madagascar, Botsuana, el parque de Virunga en la triple frontera entre el Congo, Ruanda y Uganda, Alaska, la meseta del Colorado en Estados Unidos, Siberia y la selva del Amazonas.
Tras un extenso periplo internacional que ha incluido paradas en Brasil, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Madrid y Tenerife, este conjunto de imágenes recaló el pasado 23 de octubre en CaixaForum Barcelona: se trata de 245 fotografías en blanco y negro dedicadas a escenarios naturales, animales y tribus que han hecho de la sostenibilidad su forma de vida, manteniendo las tradiciones de sus antepasados.
Salgado mantiene en Génesis el lenguaje plástico profundo, personal y conmovedor de sus grandes proyectos anteriores, como Trabajadores y Éxodos, pero en esta serie, sin perder tono poético ni calidad formal, nos invita a reflexionar sobre el impacto de nuestro modus vivendi en el entorno natural. Apela a nuestro ecologismo desde el ejemplo: desde los noventa, y junto a su esposa Lelia Wanick, convirtió una finca deforestada de su propiedad en el valle brasileño del río Doce en un bosque con especies autóctonas con el fin de volver a generar en aquella zona el ecosistema que había conocido en su infancia.
Como este proyecto personal en la zona de Minas Gerais, Génesis supone, además de una denuncia de la desaparición de espacios únicos del planeta, un canto a su magnificencia a través de treinta y dos paisajes de cariz muy distinto (terrestres, marítimos, todo tipo de ecosistemas) que se conservan casi intactos. Salgado explica: Al viajar a pie, en embarcaciones, avionetas o globos, mientras fotografiaba volcanes, icebergs, desiertos y junglas contemplé un mundo que no ha cambiado en milenios. Además, con los animales en su hábitat natural, desde pingüinos, leones marinos y ballenas del Antártico y el Atlántico Sur hasta leones, ñúes y elefantes de África, sentí que era un privilegio contemplar los ciclos de la vida en continua repetición.
Son cinco las secciones que articulan esta muestra, dedicados cada una a una región que engloba diversos ecosistemas y colectivos humanos. Se trata de Los confines del sur, sobre Georgia del Sur, las Malvinas, el archipiélago de Diego Ramírez y las islas Sándwich; Santuarios, dedicada a las islas Galápagos, Indonesia, Papuasia y la isla de Siberut, en Sumatra, y los ecosistemas de Madagascar; África, en torno al delta del Okavango en Botsuana y el parque de Virunga en la triple frontera entre el Congo, Ruanda y Uganda, al desierto del Kalahari, las áreas meridionales de Etiopía y los desiertos de Argelia y Libia; Las tierras del norte, sobre paisajes de Alaska y de la meseta del Colorado en Estados Unidos, el Parque Nacional de Kluane en la isla de Baffin (Canadá) y las regiones septentrionales de Rusia, el norte de Siberia y la península de Kamchatka y La Amazonia y el pantanal, en referencia a la confluencia de los ríos Negro y Solimões en Manaos, los parques nacionales de Canaima (Venezuela) y de Xingú (Brasil), y el Pantanal, enorme humedal entre Brasil, Bolivia y Paraguay.
La presentación de Génesis en Barcelona coincide con el estreno en España, el 31 de octubre, del documental de Wim Wenders dedicado al fotógrafo “La sal de la tierra”, cuyo título hace alusión a una especie humana capaz con su comportamiento de conservar paisajes conmovedores o de convertirse en la especie más cruel; ambas caras quedan patentes en la producción de Salgado. CaixaForum Barcelona proyectará la obra el 23 de enero de 2015 y en masdearte pronto os hablaremos de ella.
