Tras Santiago Morilla, The Children Pox, Jesús Zurita, Juan Carlos Bracho, Nati Bermejo y Amparo Sard, Juan López se suma al proyecto Conexiones, puesto en marcha por el Museo ABC y la Fundación Banco Santander con el fin de dar lugar a trabajos específicos generadores de nuevas historias con las obras de las colecciones de ambas instituciones como fuente de inspiración.
La exposición que el 23 de junio se abre en el centro ABC comienza metafóricamente con un cañón que lanza su último disparo, un proyectil que descuelga las paredes, levanta el suelo, fractura elementos estructurales del centro (un museo concebido como casa de los dioses que, en la modernidad, han huido) y desemboca en la obra de los fondos de la Fundación Santander que junto a Averías Graves (Luis Palao,1898) ha inspirado este proyecto: el lienzo Paisaje con ruinas (Lluis Rigalt, 1848).
La muestra lleva por título precisamente “Ruinas graves”, trasciende las fronteras del dibujo para acercarlo a la escultura y la instalación y modificar la percepción de la arquitectura que lo rodea y ha sido coordinada por el crítico de arte Óscar Alonso Molina.
El disparo del cañón de la ilustración periodística de Palao supone el pistoletazo de salida para el visitante de esta exposición, que en su recorrido podrá comprobar cómo continúan en el tiempo presente los efectos de la energía de la modernidad que la bala simboliza, encarnada en el culto a la máquina y la violencia de las vanguardias artísticas o políticas durante las primeras tres décadas del siglo pasado y empeñada en desmantelar cualquier sistema de poder o discurso establecido, cualquier tradición.
Como si el balazo hubiera dado en la diana, y tras adentrarnos en los espacios del Museo ABC, comprobaremos el estado de ruina efectiva del mundo clásico, el desmoronamiento de sus sueños utópicos de orden y estabilidad, tal y como puede deducirse de los restos grecolatinos que nos muestra Rigalt desde su templo corintio, en una pintura inscrita en la tradición clasicista italianizante que sirve de colofón a la exhibición.
“Ruinas graves” es la primera exposición de López en una institución madrileña, pero este creador, nacido en Alto Maliaño en 1979 y licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Cuenca, ya ha mostrado sus trabajos en Miami, Linz, Tokio, Lisboa, Berlín o Brasilia y algunas de sus obras forman parte de los fondos de la Fundación Coca-Cola, la Fundación Marcelino Botín o el MUSAC leonés.
El dibujo es el eje formal de su producción, pero también se sirve de procedimientos de acción e intervención directa, como en este caso, para modificar nuestra percepción de la arquitectura, entendida como espacio de reflexión. Sus instalaciones, habitualmente de gran formato, suelen realizarse específicamente para exteriores y en ellas combina vinilo fotográfico, cinta aislante y pintura.
Inicia sus procesos de trabajo en el ordenador y sobre papel para posteriormente trasladar sus proyectos a los espacios que interviene, que son su estudio en definitiva.
López concibe el dibujo como una forma ilimitada de abocetar ideas y los muros como papeles en blanco susceptibles de ser transformados y, con el paso del tiempo, de ser convertidos en dibujos. Esa sucesión de pasos que da forma a su producción se hace muy patente en la vitrina central de la exposición: vemos primero una línea a lápiz, después una línea más gruesa que es en realidad cinta adhesiva, posteriormente una fotografía intervenida y, por último, el dibujo convertido en objeto.
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