Josef Albers; medios mínimos, efecto máximo

La Fundación March presenta la primera retrospectiva española del pintor

Josef Albers. Medios mínimos, efecto máximo

FUNDACIÓN JUAN MARCH

C/ Castelló, 77

Madrid

Artista: Albers, Josef
Madrid,

La simplicidad, tanto en medios y recursos como en formas, y la experimentación con el color marcan la obra de Josef Albers, pintor abstracto estadounidense de origen alemán que fue también fotógrafo, diseñador, tipógrafo y poeta. Suya es la frase que da título a la amplia retrospectiva que desde ayer le dedica la Fundación Juan March: tanto en el arte como en la vida, buscó conseguir el máximo efecto mediante medios mínimos.

La exposición se compone de un centenar de obras, incluyendo vidrieras, mobiliario, fotografías, arte gráfico y material documental, y ha sido organizada en colaboración con la Josef and Anni Albers Foundation de Connecticut.

Amante del trabajo manual, Albers quiso dotar a sus trabajos de un estudiado contenido espiritual y poético y, con la excepción de su temprana producción desarrollada en Alemania con un estilo próximo al Expresionismo, su obra artística estuvo marcada por la austeridad y la experimentación. Junto a su faceta artística, este creador desarrolló también una importante labor teórica, pedagógica y práctica; alumno y posteriormente maestro en la Escuela Bauhaus, fue también docente en el Black Mountain College y en la Universidad de Yale y cualquier estudio sobre las innovaciones en la enseñanza del arte del siglo pasado tiene que hacerse eco de su trabajo en estos campos.

Para resaltar esa vocación pedagógica de Albers, la muestra de la Fundación March incluye ejercicios de sus alumnos en la Bauhaus y en Yale; con estos últimos, el artista estructuraría su Interaction of Color.

Entre la selección de pinturas que se exhiben en la March, encontramos ejemplos representativos de las principales series con las que trabajó, como Variant/Adobe, Structural Constellations y la muy conocida Homage to the Square, que realizó en Estados Unidos al final de su vida y que deja patente la refinada gramática que alcanzó en la interacción de los matices cromáticos.

En ellas optó por emplear la menor cantidad posible de líneas rectas en pos de crear acontecimientos espaciales enriquecedores y planos cuadrados de color sin modular que invocan en su contemplación por el espectador sombreados ilusorios e imágenes fantasmales. Reconoció pintar como untaba la mantequilla en el pan y equiparó los problemas del arte a los propios de las relaciones humanas: el equilibrio, la armonía, la proporción, la intensidad, la economía y la unidad. Todas esas cualidades son esenciales en la obra de Albers.

En relación con sus escritos, hay que subrayar que el catálogo que acompaña a esta muestra incorpora 57 textos de Albers, más de la mitad inéditos y casi todos traducidos al castellano por vez primera. Dan fe de su concepción de la economía de medios como vía para multiplicar exponencialmente el valor estético y espiritual de sus obras, rasgo que lo convierte en artista paradigmático del arte contemporáneo, cuya evolución es explicada por muchos historiadores como un proceso de “economización” de las formas. Si entendemos que su corriente fundamental ha sido la abstracción, entonces su recurso esencial es la sustracción o destrucción de lo material, lo representacional, lo mimético y lo narrativo.

En paralelo a la exposición de Madrid, la Fundación Juan March presentará en sus museos de Palma de Mallorca (del 2 de abril al 28 de junio) y Cuenca (del 8 de julio al 5 de octubre) la muestra “Josef Albers: proceso y grabado”, centrada en los muy variados procesos de trabajo del artista en su obra gráfica. Incluye también estudios y dibujos inéditos.

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