Mi intención ha sido lograr una atmósfera de fluida transparencia, de comunión con una cierta energía en lenta expansión, esa energía se refiere a la sensibilidad y a la emoción, a una vivencia poética. Quizás haya un aspecto espiritual o místico pero no creo que sea específicamente religiosos o sagrado, la sensualidad de la vida sencillamente, el aquí y el ahora de este acontecimiento. Así explica su trabajo José María Yturralde, el artista conquense que, hasta el 29 de febrero del año que viene, presenta en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga una decena de lienzos, en su mayoría inéditos y realizados específicamente para esta exposición.
Los contrastes, las texturas y las transiciones entre tonalidades protagonizan estas obras, en las que Yturralde ha buscado reflexionar sobre el universo y sobre la noción de vacío, tanto en las propias pinturas como en los espacios entre las piezas, que en la muestra han cobrado la misma relevancia que los trabajos en sí y que, en el camino, nos sirven para reflexionar sobre los límites de las obras del artista, asunto que ya abordó en una de sus series más recordadas, Horizontes, en la que exploraba a través del color, la materia y la textura las nociones de tiempo e infinito. También en Eclipse, un homenaje a Malevich iniciado en la década de los noventa, trabajaba a partir de la nada y el silencio.
A la hora de plantear cuestiones relativas al cosmos, el conquense se sirve de la numerología, lo invisible y conceptos ligados tanto al arte en sí como a la ciencia y la metafísica: le interesa el valor de la energía, de la luz, la incidencia del tiempo y del espacio en la creación y en nuestras vidas, por eso su obra parece aunar nociones contradictorias: lo científico y lo trascendente, lo razonado y lo sentido.
Dominados por colores vivos, estos trabajos de Yturralde constan de transiciones cromáticas logradas con auténtica maestría para acentuar los contrastes entre colores. Mark Rothko, Mondrian, Albers, Kandisky, Barnett Newman o Brice Marden son artistas de referencia para Yturralde, que también confiesa dejarse influir por el cine, la música, la poesía o la filosofía oriental y la arquitectura contemporánea a la hora de plantear sus reflexiones pictóricas.
Cada una de las obras expuestas en el CAC es un objeto, un artefacto aparentemente sencillo pero capaz de crear atmósferas de reflexión en torno a lo que queda más allá de lo que podemos ver y tocar, de lo trascendente.
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