José Luis Serzo. Ensayos para una gran obra
MUSEO ABC CENTRO DE ARTE/ DIBUJO/ ILUSTRACIÓN
c/ Amaniel, 29-31
Madrid
Del 2 de diciembre de 2014 al 1 de marzo de 2015
El Museo ABC y la Fundación Banco Santander presentan, a partir de mañana, “Conexiones 08. José Luis Serzo. Ensayos para una gran obra”, octava edición del programa por el que invitan a artistas vinculados al dibujo y considerados “de media carrera” a poner en marcha un proyecto propio a partir de sendas obras de las colecciones de ambas instituciones.
Para la que es la mayor muestra de Serzo hasta ahora en Madrid, el artista albaceteño ha tomado el boceto Ninfas y amorcillos (1887), de Ignacio Pinazo, procedente de la Colección Banco Santander, y la ilustración El árbol Noel de este año de 1935, de Sileno, para desarrollar un relato propio, que, como es habitual en Serzo, transita las fronteras entre lo real y lo imaginario.
Encontramos fundamentalmente dibujos, dos de ellos de gran formato; algunos conceptuales, otros ensimismados, a veces desplegados en las paredes… una instalación y un vídeo final que nos presentan al artista como constructor de mentiras verdaderas materializadas en representaciones figurativas de marcado carácter literario y biográfico. Esa apuesta por la figuración y la narración de mundos paralelos, de barroca fantasía, viene caracterizando la producción de Serzo desde sus inicios, en una etapa en la que la pintura narrativa no resultaba de fácil aceptación.
Serzo asumió el reto de lanzar una nueva mirada estética sobre la belleza efímera a la que el boceto, muy decorativo, de Pinazo hace referencia y de tomar el significado conceptual de la ilustración de Sileno para configurar a partir de ellos una historia con su alter ego, el antihéroe Blinky Rotred, y Maya (su hija real y ficticia) como actores: un ensayo de su vida (el artista hace referencia a su idea de la vida como ensayo), mostrando desde un enfoque teatral la tramoya de la ilusión y del entusiasmo por el misterio que contrapone a angustias existenciales personales.
Paseando por los dibujos y por las piezas de atrezzo para una gran obra que forman parte de esta exposición asistimos al desvelamiento parcial de los trucos “escénicos” del ensayo-vida, del juego que da pie a la propia construcción de la historia: un desvelamiento total nos haría quizá dejar de creer en el enigma.
En este sentido cobra especial importancia en la muestra la figura de Maya: en los dos grandes dibujos expuestos se incorporan alusiones al diálogo padre-hija, a la transmisión de enseñanzas y a la infancia como periodo de pureza y sorpresa constante. En el mundo que los rodea hay fantasía, pero no sólo: en palabras de Óscar Alonso Molina, podemos sospechar que estas obras incorporan una paráfrasis crítica y que la caída del telón será el comienzo de una “verdadera obra de arte total” en la que planos y realidades se diluyen en un sentido romántico.
Paseando por los dibujos y las piezas de atrezzo para una gran obra que integran la exposición asistimos al desvelamiento parcial de los trucos “escénicos” del ensayo-vida
También debemos fijarnos, especialmente en estos dos trabajos (Ensayos para una obra I y Ensayos para una obra II) en los juegos compositivos, de sucesión de planos y de luces y sombras, en los escorzos, las anatomías y el despliegue ornamental de los decorados.
Aunque las obras que podremos contemplar en el Museo ABC han sido realizadas ex profeso para esta exhibición, encontramos constantes alusiones a series y fantasmas pasados de Serzo a través de personajes y aventuras ya conocidos que ahora podemos contemplar desde una nueva mirada, más luminosa quizá, que los sintetiza. Pervive el interés del artista por la imaginería del arte popular (gigantes y cabezudos), su deseo de reflejar una realidad otra (miedos y deseos habitualmente ocultos) y su recurso a las simetrías distorsionadas.
En el vídeo que pone el broche final a la exhibición no aparece actor: se invita al espectador a moverse en torno a un escenario, acercándose al misterio del ensayo sin llegar a conocelo del todo. El significado queda en el silencio, y ahí reside su valor y su expresión. Es por ello también que hasta ahora no han dado fruto los pensamientos de Serzo de idear una obra de teatro a partir de su trabajo plástico: evita así darnos demasiados detalles, romper la intimidad con el espectador y la quietud que sí ofrece la exposición, y sobre todo aprovecha los “beneficios de las carencias” de los medios a disposición de un artista visual. En ésta, como en la mayor parte de sus exposiciones, Serzo reivindica el dibujo como medio revolucionario todavía hoy; él mismo afirma: creo firmemente en la incorruptible potencia de esta disciplina tan frágil. El dibujo guarda una poética intrínseca que su propio medio le otorga.
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