Imprimir el mundo

3D en presente y futuro, en la Fundación Telefónica

Madrid,

¿Sabéis que ya se han impreso en 3D réplicas de violines Stradivarius en polímero y que puede con ellos interpretarse un adagio de Bach sin que el oído profano note demasiado la diferencia? Es, eso sí, un poco más pesado que el original.

Tras su no lejana exhibición sobre Big Data, Espacio Fundación Telefónica vuelve a dedicar una muestra al impacto de las tecnologías recientes en la vida cotidiana y en los debates de hoy. Mañana abre al público “3D. Imprimir el mundo”, un atractivo recorrido sobre los cambios que la impresión 3D ha generado ya en los métodos de producción y sobre los que podría producir en el futuro: se exhiben objetos impresos útiles en los campos de la medicina, la gastronomía, la moda o la arquitectura desde un planteamiento que busca aunar diseño, pensamiento, tecnología y aplicación social y que acepta distintos niveles de inmersión por parte del espectador: el acercamiento superficial y la profundización, en este último caso a través de textos que proponen reflexiones sobre la sostenibilidad de estas propuestas y de once audiovisuales, algunos de ellos dedicados a lo que las impresoras 3D podrían depararnos en adelante (ya están en marcha, sabedlo, las 4D).

EOS Gmbh Eletro Optical Systems. Violín Stradivarius Réplica, 2013
EOS Gmbh Eletro Optical Systems. Violín Stradivarius Réplica, 2013

La exposición se estructura en cuatro bloques: el primero y más amplio, “Del bit al átomo”, asocia el rol del bit en el área de la informática al de las células en nuestro cuerpo y explica algunos de los principios (una decena) en los que los expertos basan las técnicas de este tipo de impresoras; el segundo, “Por el espejo del retrovisor”, nos ofrece datos más concretos sobre la historia de la impresión 3D, que comenzó a gestarse en los cincuenta aunque diera en los ochenta un paso de gigante con los prototipados rápidos. La tercera sección, titulada “La huella tridimensional”, examina cómo esta tecnología ha incidido en la calidad de vida y cómo podría seguir repercutiendo en nuestra sociedad en cuanto a cambios productivos, educación y arte, y la cuarta, “Un paso más allá”, da voz a expertos que vaticinan qué podría depararnos en años venideros.

Los comisarios de la exhibición, Carmen Baselga y Héctor Serrano, son arquitectos y diseñadores, y sus profesiones se hacen notar en la presentación de esta exposición: sus 100 obras se nos presentan en vitrinas, en plataformas o anexas con un cuidado equilibrio de luces, volúmenes y espacios, ensalzando las formas de cada objeto.

Michel van der Kley. Proyecto EGG, 2014
Michel van der Kley. Proyecto EGG, 2014

Entre el centenar de piezas de casi noventa autores que forman parte de “3D. Imprimir el mundo”, podemos destacar Proyecto EGG, la considerada primera obra de arte realizada con impresoras domésticas y de forma colaborativa, aunque con Michiel van der Kley al frente (hablamos de una estructura arquitectónica semejante a un huevo o a una piedra que nació de la recopilación de ideas a través de Facebook); también la que fue la primera colección de moda fabricada con esa tecnología, de Danit Peleg; componentes biónicos para aviones Airbus, un quemador de turbina de gas de Siemens, prótesis manuales de Richard van As que Internet difundió y abarató y, por supuesto, el Stradivarius del que os hablábamos e incluso una réplica del busto de Nefertiti en el Neues Museum.

Nelles Al-Badri GbR, The other Nefertiti, 2016
Nelles Al-Badri GbR, The other Nefertiti, 2016

A la hora de seleccionar las propuestas expuestas, los comisarios no tuvieron en cuenta tanto su valor estético (aunque muchos lo posean) como la singularidad y la utilidad variada de las piezas.

Obviamente, la impresión 3D conecta con el futuro pero quizá también con el pasado prehistórico y medieval y sus instrumentos de fabricación casera. Podría dar pie a la impresión bajo demanda, a una importante reducción de residuos, a un replanteamiento de lo artesanal y también a las nanoseries personales, al auge de la personalización derivado de que los productos impresos no tengan que ser siempre iguales. También facilitará el recambio de productos que se nos queden obsoletos desde cualquier parte del mundo e incluso cuando ya no se fabriquen (prótesis dentales sin ir más lejos).

Pero antes esta tecnología tiene algunos retos que superar: la variedad de materiales con los que imprimir, aún escasos; la velocidad (de momento lenta, salvo en aparatos experimentales), las técnicas solo esbozadas para integrar las impresoras 3D en los procesos industriales, los costes y las técnicas para imprimir multimaterial (aún se necesita una impresora para cada uno de ellos).

Si los superan y se expanden, las impresoras 3D podrían transformar nuestro actual modelo productivo (desde la fabricación, diseño y distribución de objetos hasta la protección de la propiedad intelectual y la seguridad) y, en el camino, generar múltiples consecuencias económicas y en nuestra manera de pensar -ya se ha impreso piel y se estudia la posible impresión de carne generada a partir de proteínas sin recurrir al sacrificio animal-. Hay muchas investigaciones en marcha e inversiones millonarias en ellas; las sorpresas, quizá, también nos las vaya presentando este centro.

Además de los talleres que acompañan habitualmente las exposiciones del Espacio Fundación Telefónica, “3D. Imprimir el mundo” se completará con tres recorridos especiales para el público y, por primera vez, de tarjetas de audioguía que permiten al visitante saber más a través de contenidos online descargables a través de un código QR o una contraseña.

3D. Imprimir el mundo en el Espacio Fundación Telefónica
3D. Imprimir el mundo en el Espacio Fundación Telefónica

 

“3D. Imprimir el mundo”

ESPACIO FUNDACIÓN TELEFÓNICA

c/ Fuencarral, 3 Madrid

Del 15 de junio al 22 de octubre de 2017

 

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