Ignasi Aballí, sin principio ni fin

Ignasi Aballí, que el año pasado se convirtió en el primer artista español en obtener el Premio Joan Miró, presenta desde hoy en el Museo Reina Sofía “Sin principio/Sin final”, una exposición comisariada por João Fernandes que recoge la producción más significativa de este artista en los últimos diez años, así como trabajos anteriores no demasiado conocidos.

Aballí inició su trayectoria en los ochenta proponiendo reflexiones conceptuales sobre la representación y la percepción artística de la pintura, el objeto, la fotografía, la ficción, el cine o el vídeo, inventando y reorganizando para ello textos, imágenes, materiales y procesos en los que opone lo visible y lo invisible, lo transparente y lo opaco, lo presente y lo ausente, lo material y lo inmaterial o lo apropiado y lo creado, produciéndonos una sensación un tanto amarga: vivimos en una etapa en la que proliferan hasta el exceso las imágenes pero no los significados que podemos concederles.

El recorrido de esta exposición del Reina Sofía, que puede contemplarse hasta el 14 de marzo de 2016 en la tercera planta del Edificio Sabatini, se ha estructurado a partir de las ideas estéticas básicas manejadas por Aballí al servicio siempre del cuestionamiento de las convenciones del sistema del arte. Junto a fotografías, vídeos e instalaciones, esculturas, pinturas y collages, el barcelonés utiliza a menudo materiales cotidianos como hojas, polvo, óxido, metales, recortes de periódicos o trozos de billetes de banco que él entiende como fragmentos de vida. Con ellos busca subrayar que cualquier objeto puede ser susceptible de adquirir cariz artístico, y que, a simple vista, no es tan fácil diferenciar aquello a lo que otorgamos extraordinario prestigio (la plata) de aquello que utilizamos en la cocina (el aluminio).

En esa línea, las virutas de cientos de billetes le han servido para crear siete lienzos monocromáticos en gris, rosa, azul, naranja, verde, amarillo y morado. Supone un cierre de ciclo: dinero triturado que al incorporarse a una obra y exponerse vuelve a recobrar valor.

 

Entre los intereses fundamentales de este artista podemos citar además el análisis del lenguaje, sobre todo de los vínculos entre imagen y texto, que es lo mismo que decir entre cosas y palabras o entre objetos y términos: ¿qué diferencias hay entre lo que vemos y lo que leemos, entre lo que un texto indica y lo que nuestros sentidos apuntan? En proyectos como Cartas de colores [Teoría] (2007) o las Vitrinas CMYK (2010) convirtió lo que habitualmente es el mero soporte de obras de arte en la obra de arte en sí, perdiendo su función de mostrar y tomando una no convencional: la de demostrar.

La sutileza y la atención a los detalles que a menudo nos pasan desapercibidos son el sello reconocible de su producción

Sus indagaciones en los modos de representación de lo invisible o lo ilegible, lo transparente y lo que desapareció, se hacen presentes en “Sin principio/sin final” en trabajos en los que la presencia de los objetos únicamente se evoca y se insinúa, sin llegar a afirmarse. La participación del espectador a la hora de descifrar estas piezas es fundamental. Ejemplos de estos planteamientos son Tomar medidas (2010), donde los aparatos de medición son los protagonistas; Entre líneas (2011), una instalación basada en el espacio vacío e ilegible que contienen los textos o Dobles lecturas (2010), con alusiones a autores como Bernhard o Joyce.

Otra de las bases sin las que no podríamos entender la producción de Ignasi Aballí es su afán clasificatorio, su necesidad de ordenar cuanto pasa por sus manos: colecciona, hace inventarios y dispone meticulosamente los elementos con los que trabaja. En series que viene realizando desde finales de los noventa hasta la actualidad, como Terminologías básicas del color, Listados, Mapamundi o Inventarios, recurre a la repetición de motivos prácticamente iguales: solo una observación atenta nos permite encontrar las diferencias.

 

Mentor de artistas jóvenes por su labor como docente en la Escuela Massana, el catalán ha convertido la sutileza y la atención a los detalles que a menudo nos pasan desapercibidos en el sello reconocible de su producción, junto al aprovechamiento expresivo de los espacios donde expone, la utilización de elementos que solo el azar puede hacer presentes- como el polvo acumulado- y ese amor por la taxonomía que hemos citado.

La tarde del 28 de octubre, a las 19:00 horas, podéis asistir gratuitamente a la conversación que Aballí y Fernandes mantendrán en el Auditorio del Edificio Sabatini.