Hacía veintiséis años que no veíamos en un museo de nuestro país una muestra dedicada a Gina Pane, artista francesa cuya obra multidisciplinar se ha visto en buena parte por las acciones agresivas sobre su propio cuerpo con las que pretendía trasladar a la esfera visible de la piel simbolismos y fantasmas personales.
Hasta el próximo 24 de abril es el MUSAC de León el centro que recupera el legado de esta artista en una muestra que comisaría Juan Vicente Aliaga y que examina la producción de la francesa más allá de sus heridas y su vinculación con el surgimiento del Accionismo en su país.
Bajo el título de “Intersecciones” podremos contemplar una veintena de trabajos entre pinturas, paneles fotográficos compuestos también de dibujos y textos, vídeos y esculturas, obteniendo una visión completa de su producción, en la que, al igual que en sus actuaciones sobre el cuerpo, encontramos a una Gina comprometida con la investigación de la violencia y de la interiorización del dolor, las problemáticas sexuales, amorosas y sociales que afectan a las mujeres o el futuro de nuestro entorno natural.
La exhibición del MUSAC presta especial atención su interés en la responsabilidad del individuo en el deterioro del medio natural, en el impacto de la economía y de la política en los procesos creativos, en el cuerpo como escenario válido para la exploración y como símbolo de la fragilidad y el dolor, en lo sagrado y en las relaciones emocionales con los demás y en particular con las mujeres.
Las obras escogidas nos permitirán además ser testigos de su evolución: desde sus Structures affirmées y sus imágenes geométricas de los sesenta hasta sus acciones de los setenta y las Partitions que llevó a cabo en los ochenta.
Pane entendía el cuerpo no solo como la base física, sino también como base psicológica, del cuerpo social, y sus acciones le permitían abrirse a los otros, a otras vivencias humanas a partir de las suyas propias. Su cuerpo, frágil, enlaza con la naturaleza en peligro a la que también dedica algunas de sus propuestas.
Esa idea holística del cuerpo está presente en el conjunto de su trabajo, no solo en sus acciones: en él también están vigentes signos y símbolos que, como su sangre manando en cruz de su tripa, buscan despertar al espectador e invitarle a dejar a un lado su pasividad.
Las pinturas iniciales de Pane las creó en época de gran vigencia del Minimalismo, y rompen con la rigidez de este movimiento a través de un cromatismo vivo y dinámico; en sus intervenciones posteriores en la naturaleza dio fe de sus preocupaciones ecológicas y en La pêche endeuillée mostró su preocupación, a la vez política y ecológica, sobre las pérdidas humanas y naturales causadas por una explosión natural.
A sus acciones sobre la dimensión social e íntima del cuerpo de los setenta les acompañaron las llamadas constats d´action, formadas con paneles de imágenes fotográficas que se acompañaban a veces de dibujos, textos y anotaciones que nos facilitan la comprensión y la contextualización de esas acciones y que Pane concibió como obras en sí mismas, no como mera documentación de sus acciones corporales.
Uno de sus trabajos de más clara índole espiritual, presente en el MUSAC, lo conforman una serie de obras que se inspiran en La leyenda dorada de Santiago de la Vorágine y también en las enseñanzas que Pane aprendió en el Atelier d ́art sacré que fundó Maurice Denis.
Por sus materiales, como el cobre, el cristal o el latón, que evocan la alquimia, y por su simbolismo en relación con los estigmas de Francisco de Asís, estas piezas nos transmiten una energía muy particular.
En paralelo a la celebración de esta muestra sobre Gina Pane, el MUSAC acoge la exposición “El iris de Lucy. Artistas africanas contemporáneas”, que reúne trabajos de artistas actuales del continente: Jane Alexander, Berry Bickle, Zoulikha Bouabdellah, Loulou Cherinet, Safaa Erruas, Pélagie Gbaguidi, Amal Kenawy, Kapwani Kiwanga, Nicène Kossentini , Mwangi Hutter , Fatima Mazmouz, Julie Mehretu, Myriam Mihindou, Aida Muluneh, Wangechi Mutu, Otobong Nkanga, Tracey Rose, Berni Searle, Sue Williamson, Billie Zangewa y Amina Zoubir.
Se trata de instalaciones, fotografías, vídeos, pinturas, dibujos y esculturas que se refieren a asuntos muy variados (de género, identidades y etnias, fronteras, política, cuestiones religiosas…) que ponen de relieve la diversidad de la actual creación femenina africana en el continente.
La exposición se acompaña de dos programas de cine dirigidos por Beatriz Leal y Guadalupe Arensburg y de un ciclo de conferencias organizado por Sabrina Amrani y Orlando Britto Jinorio.
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