¿Habíais oído hablar de Paula Modershon-Becker, o Paula Becker a secas? Aunque el estilo de esta pintora alemana recoja múltiples influencias, fruto del tiempo que pasó en París, podemos considerarla expresionista precoz, y cuenta con museo propio en Bremen, aunque no es demasiado conocida fuera de su país.
Al menos hasta la llegada de Paula, de Christian Schwochow (Al otro lado del muro), una película que rastrea la fase final de su breve vida: la transcurrida desde su formación en la colonia artística de Worpswede y el descubrimiento de que sus intereses creativos se alejaban bastante del gusto dominante, hasta su muerte, con solo 31 años, cuando comenzaba a ser respaldada por su entorno y acababa de dar a luz.
La historia de Paula es la de un esfuerzo ímprobo: el de poder pintar y vivir como quería de una artista que, además, tampoco renunciaba a que su obra gustase y a poder vivir de ella. Y todo esto, que ya requiere infinitos sudores hoy, en la primera década del s XX, cuando el propio artista encargado de enseñarle a pintar – con exactitud y fidelidad – podía cortarle paralelamente las alas diciéndole que como mujer no podía producir nada creativo, más allá de hijos.
En la película, Schwochow integra la reivindicación social y la creativa de Paula como mujer y Paula como artista, hasta hacerlas indisociables. Nos muestra en paralelo su lucha por consolidar su estilo personal, el sencillo, el que invitaba a los expresionistas a pintar no lo que veían sino lo que sentían; y la evolución de su matrimonio, ante el difícil encaje de sus deseos de libertad con el carácter más tradicional de su marido, el también pintor Otto Modershon.
Aunque si por algo destaca Paula es por la captación de los ambientes bohemios parisinos que frecuentó Becker cuando acudió a formarse en París, con la compañía de su gran amiga Clara Westhoff, que fue pareja de Rilke, otro apoyo para la artista en Francia. La fotografía de la película, tanto en sus paisajes bucólicos como en los interiores de aire enfermizo de París, tiene mucho de pictórica, y la vitalidad que el filme transmite, incluso en los momentos más bajos de Paula, recuerda en todo momento que esa vida convulsa y llena de retos era la de una mujer osada que rondaba los treinta. Aquí hay más sentimiento que guion.
La obra de Schwochow es una invitación para conocer mejor su trabajo, porque, como ocurre con el filme de Marie Noëlle sobre Marie Curie, la defensa de la creatividad y el esfuerzo femeninos en entornos hostiles y lo sentimental ganan en protagonismo a la labor en sí de la científica y la pintora, que se apunta con más profundidad, no obstante, en el caso de Paula. Esta es la web de su Fundación: www.pmb-stiftung.de