El próximo 8 de febrero Promoción del Arte abrirá al público en la Tabacalera madrileña su nuevo ciclo expositivo: dos muestras dedicadas a creadores que trabajan desde intereses y técnicas muy distintos pero que podríamos asociar por la incorporación de la narración a algunas de sus obras y por la proyección de sus reflexiones en formatos audiovisuales sin ser este su medio principal de trabajo.
En La Fragua y la Sala Estudios nos espera “Una tierra llamada ideología”, un proyecto de la artista iraní Farideh Lashai, que en su obra ha aunado rasgos de la estética tradicional persa y referencias a la cultura de su país con el compromiso social y político y la denuncia. Autora de pinturas, esculturas, textos y películas animadas que proyecta sobre lienzos, llegó a alcanzar gran expresividad al hacer presentes los conflictos políticos que conoció de cerca y los dramas de la historia reciente de Irán a través de las nuevas tecnologías; también una gran influencia entre artistas de su tiempo y posteriores (hay que recordar que Lashai falleció en 2013).
Bajo el comisariado de Paloma Martín Llopis, Tabacalera mostrará pinturas, esculturas, dibujos y algunas de esas videoproyecciones sobre lienzo de las que hablábamos, comenzando por las obras de su última década. Se presentará por vez primera en España Rabbit in Wonderland, un proyecto inspirado en la Alicia en el País de las Maravillas de Carroll en el que la artista se sirvió del personaje del conejo blanco para explicar la historia política de Irán en la segunda mitad del siglo pasado, estructurándola en cinco capítulos. Ese conejo recorre cada lienzo convertido en proyección animada, apareciendo y desapareciendo conforme a movimientos inseguros ligados a los acontecimientos políticos.
Su desconcierto se relaciona con el miedo que experimentó la propia Lashai ante esas adversidades y con los de la sociedad iraní en su conjunto, también con los sufrimientos globales; pero ella supo hacer del trauma lecturas bellas: interpretaciones armónicas y refinadas que suponen un contrapunto a la desesperanza.
En el resto de su obra en Tabacalera, el centro temático será la naturaleza: cipreses y granadas son iconos de la cultura persa y ella los representa con pinceladas gestuales y casi abstractas que remiten a la memoria de su país, representaciones sutiles e intuitivas conectadas con las miniaturas persas que ilustran los libros de poesía medievales. Uno de sus escritores de referencia es Rumi.
La segunda exhibición que la semana que viene abre Tabacalera, ya en La Principal, está dedicada a los vídeos en los que ha trabajado Bernardí Roig desde el año 2000. Ha sido coproducida por Es Baluard, donde ya pudo visitarse en una versión más reducida. Bajo el comisariado de Nekane Aramburu, “Todos los icebergs son negros. Films 2000-2018” decodificará el universo del artista presente en su obra audiovisual, caracterizada, como el conjunto de su producción plástica, por la creación de escenografías enigmáticas en las que dialogan luces y sombras y por la construcción de imágenes que cuestionan mitos y abordan conflictos internos tomando el cuerpo humano como punto de partida.
Sus vídeos, en realidad, permiten al espectador adentrarse con mayor profundidad en esas escenografías dramáticas en las que encontramos figuras blancas y solas que portan luz, que representan obsesiones o nos recuerdan que estamos abocados a la extinción: aquí se hacen carne. Decimos que están muy ligados al resto de su trabajo porque nacen del dibujo, de sus líneas que se expanden, y permiten a Roig referirse a la caducidad del cuerpo en escenas reales en las que lo metafórico no pierde peso. El barroco de las vanitas, también la mitología, la tradición judeocristiana y el cine o la literatura son sus fuentes de creación ineludibles y es frecuente asimismo que Roig cree proyectos adecuados a los espacios donde expone; para la antigua fábrica de tabacos madrileña ha ideado Joie de Vivre, una instalación multicanal que podremos ver al inicio de la muestra y que contiene su homenaje al colectivo sindical de las cigarreras, el primero de mujeres en Madrid.
Veintiséis filmes, dos esculturas y una maqueta nos enseñarán todas las dimensiones de la soledad y la obsesión en Roig, que continúa repensando las (im)posibilidades de entendernos en un tiempo que no favorece la comunicación pese a, supuestamente, dotarla de todos los posibles instrumentos. Aunque esta exposición recopila, como decíamos, sus vídeos desde el 2000, fue a mediados de los noventa cuando Roig llevó a cabo sus primeras incursiones en este medio: primero trabajó con él de forma lúdica y progresivamente fue introduciéndolo en sus instalaciones, concediéndole mayor protagonismo.
Más que el videoarte como camino expresivo (él se define, sobre todo, como pintor) le interesan sus posibilidades a la hora de contener discursos conceptuales. Los que ahora recoge Tabacalera han de entenderse como dibujos vividos, como el reflejo de la necesidad del artista de hablar de la fragilidad del cuerpo sirviéndose de la carne y no del lápiz o el pincel. En su montaje en Tabacalera, los filmes vertebrarán una suerte de historia única, transformadora de las narraciones individuales; podemos vincular unos a otros por su compilación de imágenes mentales propias y ajenas, el tratamiento del absurdo y la repetición y de la imposibilidad de la comunicación; también se refiere Roig a nuestras cegueras selectivas.
Bernardí Roig. “Todos los icebergs son negros. Films 2000-2018”
Farideh Lashai. “Una tierra llamada ideología”
TABACALERA. PROMOCIÓN DEL ARTE
c/ Embajadores, 51
Madrid
Del 8 de febrero al 31 de marzo de 2019
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