Hace algo más de cuatro años, en octubre de 2012, se presentaba en Madrid el programa Europa Creativa, que recibió la aprobación del Parlamento Europeo el año siguiente y que tenía como misión apoyar a las industrias culturales y creativas en el desarrollo de su actividad y en la generación de empleo.
Para el periodo 2014-2020, aquel programa estaba dotado con 1.800 millones de euros, de los que se aprobó destinar 900 al cine y el sector audiovisual; el resto se repartía entre el resto de actividades culturales, la ayuda a pymes vinculadas a la cultura a través de préstamos bancarios y el apoyo a la cooperación política y la promoción de planteamientos innovadores de captación de audiencias y nuevos modelos de negocio.
Pues bien, esta misma mañana hemos tenido noticias de la primera línea de financiación firmada (en España y en Europa) con la garantía de Europa Creativa, una línea dotada con 150 millones de euros de los que podrán beneficiarse pymes españolas de los sectores culturales y creativos.
Las ayudas se canalizarán a través de CERSA, la Compañía Española de Reafianzamiento adscrita a la Secretaría General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, que ha firmado hoy mismo en la Biblioteca Nacional, junto al Fondo Europeo de Inversiones, un acuerdo que movilizará dicha cantidad en favor de las pequeñas y medianas empresas españolas del ámbito cultural. Esta línea de financiación será canalizada por las diecinueve Sociedades de Garantía Recíproca a través de sus sesenta oficinas en España, a las que deberán acudir los interesados.
Según datos recientes, en España los sectores cultural y creativo representan cerca del 3,5% del PIB y engloban a aproximadamente 112.000 empresas que generan más de 515.000 empleos.
Según Fernando Benzo, el nuevo secretario de Estado de Cultura, el objetivo de este acuerdo es potenciar las industrias culturales y creativas invirtiendo indirectamente en ellas para ayudar a diversificar los beneficiarios de financiación, mejorar el acceso a la misma a proyectos con un perfil de riesgo significativo, incrementar la capacidad de crecimiento de las empresas y, por tanto, la creación de empleo, su competitividad en un mercado global y su repercusión en otros sectores.
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