El rebobinador

Tras los caminos de Machado en Baeza

Hoy en el rebobinador volvemos a irnos de viaje (hace tiempo que no lo hacíamos, pero ya os hemos invitado a visitar, haciendo memoria, los hôtels de París, San Pedro de la Nave, San Juan de Baños, Ayllón, Santa María del Naranco, Calatañazor, la iglesia madrileña de San Isidro, San Esteban de Gormaz, Campisábalos, Quintanilla de las Viñas, San Baudelio de Berlanga y el Monasterio de los Jerónimos portugués).

Esta vez, rompiendo la tendencia, nos dirigimos al sur, hacia los cerros de Úbeda, y visitamos Baeza, en Jaén, localidad que junto con la anterior fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO hace ahora quince años. Su historia se remonta a la Edad del Bronce y fue un núcleo importante desde sus inicios: tras la II Guerra Púnica, y bajo la dominación romana, Vespasiano la convirtió en un destacado centro administrativo y, en el siglo IV, se convirtió en Sede Episcopal cristiana. Durante la Edad Media se consolidó como foco comercial y cultural (quedan de entonces algunos testimonios visigóticos).

En la etapa musulmana fue lugar de residencia de valíes y una de las ciudades fundamentales de Al Ándalus; los almohades la convirtieron en el siglo XII en sede de su reino y la cercaron de murallas. En ese siglo, y en el siguiente, fue ganada y perdida para la causa cristiana varias veces hasta que la reconquista definitiva llegó en 1226, siendo monarca Fernando III el Santo. Antes, merece la pena que citemos el episodio de una de las conquistas cristianas que no duraron: en julio de 1147, Baeza fue tomada por Alfonso VII –y no se perdió hasta diez años después– tras la aparición milagrosa, dice la tradición, de san Isidoro, que lo animó a combatir bajo su protección. Por eso, este rey fundó aquí la Real Cofradía dedicada al santo y su pendón se conserva en la Colegiata de san Isidoro leonesa.

En el siglo XIV, ya contaba la localidad con un núcleo urbano de al menos una decena de parroquias y un entorno de otras tantas y, tras la conquista, la nobleza experimentó una transformación que tiene mucho que ver con el actual aspecto de su casco antiguo: sus moradas fortificadas anteriores se convirtieron progresivamente en palacios acomodados y la ciudad se expandió alejándose de la Catedral. La plaza central del mercado, que hoy sigue siendo centro neurálgico y lugar de reunión, articuló desde entonces lo antiguo y lo nuevo.

La mejor arquitectura de la Baeza monumental se desarrolló en el siglo XVI; periodo al que corresponden la Catedral y los principales monumentos civiles y religiosos. La localidad entonces contaba con 19.000 habitantes (algunos miles más que hoy) y eran boyantes las industrias de la seda, la cintería o los curtidos; también las lanas (solo superaban a Baeza entonces, en este ámbito, Ávila y Segovia).

Dado que, desde el s. IV, este pueblo tenía obispo, con el tiempo la iglesia prelaticia reclamaría ser catedral. La actual se asienta sobre un antiguo templo pagano que después fue mezquita, aunque de menor tamaño que el templo cristiano, porque ocuparía su patio, su claustro y parte del trascoro.

La vida religiosa en Baeza se manifestó también en la fundación de una institución cultural aún viva: el clérigo, Rodrigo López, que fue notario y familiar del papa Pablo III, instauró en una casa incautada a la familia de los Acuña (partidaria de los Comuneros) una primera institución académica bajo la advocación de la Trinidad donde debía enseñarse a leer y a escribir y, también, doctrina cristiana. San Juan de Ávila convirtió este colegio baezano en universidad en 1542, y bajo su dirección se realizó el plan de estudios, se seleccionó al profesorado y se adaptó el edificio. De él hablaremos más adelante.

La aportación intelectual de la universidad, un seminario y las órdenes religiosas dieron lugar a una importante actividad de imprenta. Por otro lado, a fines del s. XVI, en Baeza se asentaban en distintos conventos importantes reformadores católicos de varias órdenes religiosas.

El declive llegó, como al resto de España, en el s. XVII: el esplendor literario de Baeza contrastaba con la pérdida de la mitad de su población, según datos del historiador Juan Cruz, y la caída de sus industrias de tejidos y curtidos y la agropecuaria. Expulsados los jesuitas, la población perdió dos conventos importantes, el de San Ignacio y el de Santiago. Eso sí, el Consejo de Castilla decidiría en 1776 que los cursos y grados de las Facultades de Arte y Teología tuvieran el mismo efecto que los cursados en la Universidad de Salamanca (ambas ciudades estaban hermanadas). La desamortización tampoco favoreció la conservación de su patrimonio religioso, hoy preservado con esfuerzos notables. Vamos a repasar este y el civil:

LA CATEDRAL

Puerta de la Luna, Catedral de Baeza
Puerta de la Luna, Catedral de Baeza

Hemos hablado antes de ella y por aquí empezamos nuestro repaso a los monumentos de Baeza, aunque, como se encuentra en su punto más alto, pasamos por los demás caminando antes de alcanzarla. Antes hubo aquí, como dijimos, un templo pagano y una mezquita; Alfonso VII la abrió en 1147 al culto cristiano bajo la advocación de san Isidoro, y Fernando III, en 1227, amplió esa advocación a la Natividad de la Virgen.

Quedan en este templo restos musulmanes, mudéjares y góticos, y su historia es convulsa: la construcción cristiana primera se derrumbó en buena parte (más de la mitad, dicen) en 1567, fecha que coincidió con la llegada a Baeza de importantes arquitectos del Renacimiento andaluz y con la consolidación del gusto por el clasicismo en el arte religioso. Entre esos arquitectos fundamentales llegaría uno muy importante para Baeza, para Úbeda y también para Jaén: Andrés de Vandelvira, que al parecer había nacido en 1509 en Alcaraz –un pueblo de Albacete que merece otra visita– y que remodeló la Catedral tras acometer la traza de un convento importante en Baeza, del que hoy quedan ruinas, significativas, cerca de la Plaza del Mercado: el de San Francisco. Junto a él, se reunieron allí Francisco del Castillo, Alonso Barba y Juan de Izpino.

También participó en la transformación de la Catedral, en esa segunda mitad del s. XVI, Juan Bautista Villalpando, discípulo de Juan de Herrera. La portada principal (por la que no se accede al templo, al que entramos por la más modesta Puerta de la Luna) la diseñó precisamente él, y en su centro destaca un relieve de la Natividad enmarcado por pilastras corintias. Es obra de un escultor baezano, Jerónimo del Prado, que se inspiró en un grabado de Lafrery que a su vez tuvo como modelo un dibujo de Zúccari que hoy forma parte de los fondos de la Biblioteca Nacional.

La Puerta de la Luna es más sencilla, anterior y, para nuestro gusto, más bella: su arco lobulado de herradura data del s. XIII y es gótico mudéjar; se trata de uno de los arcos más antiguos de la Catedral. Sobre él destaca un rosetón gótico decorado con hojas, flores y cabezas. Aún tiene otra puerta interesante la Catedral; la del Perdón, por la que se accede directamente al claustro. Es gótica, del s. XV tardío, y de doble arco, muy rebajado. El más vistoso es el superior, conopial, rematado en un florón.

Al interior, la Catedral consta de tres naves con pilares góticos, capiteles platerescos y bóvedas vaídas y merece la pena detenerse en varios puntos (en la entrada nos facilitan audioguía y plano con explicaciones bastante completas), pero elegimos subrayar su púlpito plateresco, que parece que sirve de funda a otro anterior gótico, de madera, en el que habría predicado san Vicente Ferrer, el retablo barroco del templo y el de la Capilla del Sagrario, y el lienzo de la Sagrada Familia, en forma de arco de medio punto, que se atribuye a Valdés Leal y que dataría de 1674. Fijaos también en los arcos que abren las capillas de san José y de Santiago y, sobre todo, en la Capilla Dorada, la más brillante de este templo. El claustro es gótico, con planta rectangular, y una de sus capillas es mudéjar.

Fuente de Santa María. Al fondo, portada de la Catedral de Baeza
Fuente de Santa María. Al fondo, portada de la Catedral de Baeza

LA FUENTE DE SANTA MARÍA

Os sugerimos callejear en torno a la Catedral, pero regresar a su portada principal. Frente a ella, en la plaza de Santa María, encontramos la Fuente del mismo nombre, que responde a la idea de un arco triunfal romano que recuerda la efeméride de la traída de aguas a Baeza, lograda en 1564. En torno a ella quedan las Casas Consistoriales, la propia Catedral y el Seminario y en su composición se adoptaron cánones clásicos: en su cuerpo inferior se abren tres vanos apeados sobre ocho columnas y en los bordes de sus capiteles se elevan cariátides decorativas, sobre cuyas cabezas descansa un entablamento que soporta un ático con heráldica y figuras en tallas. Está flanqueado por ménsulas y en sus dos frentes presenta un escudo de Felipe II custodiado por telamones.

Una cartela, muy fácil de leer, la data: Acabóse en el año 1564, reinando el muy poderoso Rey D. Felipe II.

CASAS CONSISTORIALES ALTAS

Su fábrica se remonta al siglo XV, y quedan, como decíamos, a la izquierda de la Catedral y la fuente. Inicialmente este edificio fue Palacio de los Cabrera, y se cedió al Concejo a fines del s. XV para ser sede consistorial. Consta de un bloque rectangular, construido con sillería labrada; es de dos plantas y está enmarcado por dos pequeñas torres ornamentales.

La puerta, gótica y con grandes dovelas radiales, lleva arco conopial y está flanqueada por dos molduras cilíndricas verticales que se elevan del suelo al primer cuerpo. Entre dos ventanas, también de arco conopial, se ordenan las armas de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, y en los flancos quedan los escudos de la ciudad.

El interior se reformó bastante en el s. XVIII, pero quedan detalles interesantes, como la techumbre policromada del vestíbulo, del s. XVI. Frente a este edificio esperaban los vecinos las decisiones del Cabildo, y Pi i Margall acertó al recrear el ambiente en torno a estos sobrios edificios de la arquitectura civil de Baeza: Son graves, serenos, arrogantes, grandiosos como su época; recuerdan aún las sangrientas batallas en que se disputaba un reino y se uncía a uno de los monarcas más poderosos al carro de la victoria.

PALACIO DE JABALQUINTO

A tiro de piedra de la Plaza de Santa María queda el espectacular Palacio de Jabalquinto, cuya fachada, de estilo gótico tardío con influencias mudéjares, se atribuye a Juan Guas por su cercanía a otras obras suyas, como el Palacio del Infantado de Guadalajara o el Castillo de Manzanares el Real. Es posible que la traza general sea de Enrique Egas.

Fachada del Palacio de Jabalquinto
Fachada del Palacio de Jabalquinto

Es buena muestra de la etapa en que ese gótico isabelino iba dejando espacio a la decoración plateresca; su fachada está compuesta de dos proyectos distintos: dos plantas platerescas y una galería renacentista rematada por una cornisa moldurada. Las dos plantas están flanqueadas por garitones coronados por mocárabes, y se rematan en balconcillos, cuyos antepechos se ornamentan con decoración geométrica y puntas de diamante. La puerta es de arco conopial moldurado y por sus dos troncos trepan catorce figuras humanas.

Por encima de la puerta, en la primera planta, se distribuyen cuatro ventanas ajimezadas y sobre ellas corren ocho escudos acostados: cuatro del señor de Jabalquinto, Juan Alfonso de Benavides (una de las dos familias nobles fundamentales, y mal llevadas, de Baeza, junto con los Carvajales), y los otros cuatro correspondientes a su esposa, Beatriz de Valencia Bracamonte. Puede accederse a su patio, con planta cuadrada y columnas de orden corintio, de estilo renacentista tardío, y conviene fijarse en su escalera barroca. Hoy este edificio pertenece a la Universidad Internacional de Andalucía, que lo destina a usos institucionales.

Patio interior del Palacio de Jabalquinto
Patio interior del Palacio de Jabalquinto

IGLESIA DE SANTA CRUZ

Se sitúa frente al Palacio de Jabalquinto y es un tesoro y una rareza: no es en absoluto habitual encontrar románico en Andalucía. Responde a una versión tardía del estilo (posterior a la conquista cristiana de la ciudad) y tiene planta basilical y de tres naves. Su actual portada occidental no es original, sino que fue traída de San Juan Bautista, otro templo románico baezano que no se conserva.

La puerta meridional sí es la propia, caracterizada por su medio punto con arquivoltas externas que llevan puntas de diamante y descansan sobre estilizadas columnas con capiteles de hojas de acanto. En el interior, conserva pinturas murales del s. XV.

Iglesia de Santa Cruz, Baeza
Iglesia de Santa Cruz, Baeza

LA UNIVERSIDAD

Las obras interiores de este edificio manierista se terminaron en 1593, pero la fachada y la capilla se acabaron entrado el s. XVII. Nos encontramos ante la nueva universidad, que comenzó a funcionar en 1595 y se suprimió en 1824, convirtiéndose en Instituto de Bachillerato en el que impartió clase Antonio Machado, que ya sabéis que pasó por Baeza para dar clases de gramática francesa tras pasar por Soria (y perder a Leonor) y antes de recalar en Segovia. En una de sus estancias se conserva la clase en la que impartió enseñanza, con vitrinas con documentos que dan fe de su paso por aquí, entre 1912 y 1919, y de sus progresivas subidas de sueldo. En Baeza se le quiere: versos suyos salen al encuentro de quienes cruzan los pasos de cebra en la Plaza del Mercado, se conserva la casa donde vivió, y en la calle de San Pablo, una estatua suya, con el gesto irónico habitual con el que Sorolla también lo retrató, lo muestra leyendo, sentado en un banco.

La fachada de la Universidad está ordenada en tres plantas con ventanas rectangulares y los dinteles y entablamentos, las enjutas y las dovelas, están decoradas con figuras geométricas conforme a pautas manieristas. La ventana que corona la puerta está flanqueada por columnas jónicas pareadas, sostenidas en pedestales sobre volutas; y se remata en frontón.

El patio es de dobles arquerías, con arcos de medio punto moldurados y ménsula en su clave, apeados en columnas toscanas muy esbeltas.

Patio de la Universidad de Baeza, donde se conserva el Aula Antonio Machado
Patio de la Universidad de Baeza, donde se conserva el Aula Antonio Machado

LA PLAZA DE LOS LEONES

También cerca de la Plaza del Mercado queda esta plaza, que destaca en primer lugar por su fuente, aquí llamada de la Taza. Cuenta con figuras de aspecto íbero-romano que podrían proceder de la ciudad de Cástulo y haber sido trasladadas aquí en el s. XVI. La componen cuatro animales (quizá dos leones y dos caballos o unicornios) entre los que queda un pedestal y, sobre él, una figura femenina que algunos han identificado con la diosa Ceres y otros con Imilce, compañera de Aníbal. Tras ella se encuentra el edificio de las Audiencias Civiles y Escribanías, obra plateresca de la primera mitad del s. XVI, y a su izquierda las Carnicerías Públicas, aunque esta no fue su ubicación inicial. Datan también del s. XVI, cuentan con dos cuerpos de magnífica sillería y destaca su escudo imperial.

Plaza de los Leones de Baeza. A la izquierda, las Antiguas Carnicerías; en el centro, la Fuente de la Taza y las Audiencias Civiles, y a la izquierda, el Arco de Villalar y la Puerta de Jaén
Plaza de los Leones de Baeza. A la izquierda, las Antiguas Carnicerías; en el centro, la Fuente de la Taza y las Audiencias Civiles, y a la izquierda, el Arco de Villalar y la Puerta de Jaén

Rematan la plaza la Puerta de Jaén, que quedó inutilizada al derribarse las murallas, por orden de Isabel la Católica, en 1476 (decisión salomónica a raíz de los antagonismos por el control del alcázar y las torres de los Benavides y los Carvajales) y el Arco de Villalar, que conmemoró en 1521 la victoria de Carlos V sobre los comuneros. Se construyó a iniciativa de los Carvajales, los Benavides tomaron partido por los oponentes del emperador.

Son algunos de los monumentos de Baeza, pero un paseo por la ciudad ofrece calles bien conservadas con fachadas de múltiples casas nobles y conventos y edificios civiles reutilizados. No se admite recorrer este pueblo distraído (ni marcharse de la zona sin acercarse a Úbeda, que también tendrá su rebobinador).

Una de las calles del casco antiguo de Baeza, próximas a la Catedral
Una de las calles del casco antiguo de Baeza, próximas a la Catedral
Homenaje a Antonio Machado en la calle san Pablo de Baeza
Homenaje a Antonio Machado en la calle san Pablo de Baeza

 

 

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