NOMBRE: Ruth
APELLIDOS: Montiel Arias
LUGAR DE NACIMIENTO: Palmeira, A Coruña
FECHA DE NACIMIENTO: 1977
PROFESIÓN: Artista
El activismo, fundamentalmente el que tiene que ver con los derechos de los animales y la defensa del medio natural, es la base del trabajo de Ruth Montiel Arias, que se suma a esta sección tras participar el pasado diciembre, en Argentina, en la última edición del Encontro de Artistas Novos y tras trabajar algo antes en Perú en el desarrollo de Sin oro no hay hombre, el proyecto que comenzó a desarrollar tras resultar beneficiaria de una de las Becas de Creación Artística en el Extranjero Gas Natural Fenosa 2015. Ruth ha sido también una de las impulsoras de la asociación Capital Animal, una plataforma dedicada a organizar proyectos culturales en defensa de los animales.
Graduada en Artes aplicadas en la Escuela Superior de arte y diseño Pablo Picasso coruñesa (actualmente cursa el Grado en Filosofía), Ruth ha realizado másters de fotografía (EFTI) e Identidad Corporativa (Escuela Elisava) y, antes de obtener la citada beca del MAC, fue finalista en el certamen FotoPrés de La Caixa (2015).
Se dedica por completo a la creación desde hace (relativamente) poco tiempo y el feedback de los espectadores ha tenido mucho que ver, según nos cuenta, en esa decisión: Mis comienzos son muy recientes. Aunque durante los 2000 ejercí algunos trabajos más relacionados con la pintura, no fue hasta aproximadamente el 2010 cuando retomé la comunicación a través del arte contemporáneo y decidí involucrarme a tiempo completo. Escoger la “esfera artística” como medio de expresión ha sido determinado más por los caminos que se me presentaban que por una clara decisión personal. Al utilizar códigos artísticos para manifestar las problemáticas sociales, ambientales y animales, comprobé que hay una demanda real de las mismas por el público, y no solo el especializado. Quizá haya una necesidad de ver representadas inquietudes similares, pero desde un lugar diferente y con un cierto reconocimiento.
Lo que me ha hecho resistir en esta “esfera del arte” no es tanto mi necesidad de compartir análisis, reflexiones y cuestionamientos críticos, sino el poder acercarme a personas que me dicen cosas como, “cuando he visto las fotografías de los árboles vendados no he podido dejar de llorar, todos los veranos veo como se queman los montes sin poder hacer nada, me he visto reflejada en esas fotografías” o “gracias por mostrarme lo que había detrás de la industria de la leche. ¿Me podrías recomendar bebidas vegetales o dar más información al respecto? He decidido cambiar mis hábitos de inmediato”.
Su caso prueba que en el arte también puede darse el mecanismo acción-reacción y que la creación puede incidir en quien la contempla de un modo más práctico del que solemos pensar. Ese objetivo, concienciarnos y tomar medidas, es el que busca la artista coruñesa al abordar los temas que le interesan: La relación del animal humano con el espacio natural y sus consecuencias, tanto las que afectan a los individuos como al propio espacio desde el ámbito político, social, simbólico e incluso generacional, y la relación del animal humano con el animal no-humano y la explotación que el primero ejerce sobre el segundo. En ambos casos, y entre las múltiples capas de lectura que tienen mis obras, en el ADN de todo mi trabajo está la presencia de códigos utilizados como herramienta activa por un cambio.
El posicionamiento de Ruth en esos asuntos, presentes siempre en su obra de forma más o menos explícita, es claro, y en ningún momento busca ocultar sus planteamientos a quien la contempla, pero la potencia de su mensaje no está en ningún momento reñida con una estética elegante y cautivadora patente desde el primer vistazo, y en su caso, nada superficial.
Preguntamos a Ruth cuáles son sus principales influencias, muy variadas y no circunscritas a las artes plásticas: Más que influencias tengo referentes o gente que me inspira. En términos generales, mis mayores referentes son las/os activistas y los colectivos que se unen para luchar contra distintas opresiones que ejercemos las/os humanas/os. En términos de inspiración visual, el cine arte o cine documental destaco a Andréi Tarkovski, Béla Tarr, Ingmar Bergman, Nicolas Winding Refn, Terrence Malick, Lars Von Trier o Godfrey Reggio. En la fotografía documental Gervasio Sánchez, Cristina García Rodero, David Chancellor, Nan Goldin, Daniel Ochoa de Olza y Tras los muros. Y más cerca de la práctica del arte contemporáneo, compañeras y compañeros cercanas/os que se posicionan y hacen de su trabajo un motor de cambio para mejorar la sociedad que nos rodea: Nuria Güell, Pierre Valls, Byron Maher, Democracia, Rubén H. Bermúdez, Olalla Gómez y Santiago Talavera; y grupos fantásticos como Las guerrilla girls o los King Mob.
Entre los centros donde Ruth ha presentado muestras individuales o colectivas figuran la Galería Cero, el Kulturmodell de Passau, la Antigua Capilla de la Beneficencia en Logroño, la Sala de Exposiciones de la Diputación de Lugo, Matadero Madrid, la Galería Liebre o la tristemente cerrada La New Gallery, y entre sus principales proyectos destaca tres: Sonidos para una utopía, Máscaras para los ilustres y Agua, veneno, caminos.
El primero, clave en su trayectoria, descubrió a muchos la existencia de santuarios de animales: Está formado por dos únicas piezas: un diorama con sonido que escenifica cómo unas personas dirigen a unos cerdos hacia un espacio y que aparece cubierto por una tela que evoca un telón de cine o teatro, de donde salen unas risas de niños, y, en diálogo con la primera, una fotografía de gran tamaño del ojo de un cerdo celta, llamado Cosmos, que se encuentra en un santuario de animales. Este trabajo ha sido de gran importancia, ya que la fotografía de Cosmos se ha convertido en viral, siendo adoptada por muchas personas y grupos que luchan por los derechos de los animales, así como llevando el conocimiento de los santuarios de animales a muchísimas personas que desconocían la existencia de estos lugares.
El segundo lo llevó Ruth a cabo a partir de la sustanciación judicial de la tragedia del Prestige y suscitó controversias por su evidente intención crítica: Lo realicé justo después de la sentencia que se aplicó a los acusados por el caso Prestige, y añade un nuevo formato en mi trabajo que es la acción y el registro con cámara oculta. En él aplico distintos códigos y símbolos que hablan del propio acto que denuncio: la impunidad ante una catástrofe medioambiental, humana y animal, la inutilidad de la aplicación de la ley y la pérdida de valores en la evolución de una sociedad.
La importancia de este trabajo va reforzada por la censura que sufrió en la televisión nacional, en el momento que presentaban una exposición individual en Madrid que albergaba varios trabajos, y el no querer hablar sobre el mismo debido a que “podía levantar ampollas”.
Y el último se inspira en el desastre de Fukushima, que ha suscitado trabajos a más de un artista. Se trata de un trabajo creado ex profeso que acompañaba al proyecto fotográfico Lost & found de Munemasa Takahashi http://lostandfound311.jp/en/about/ . Este trabajo pone de manifiesto la catástrofe nuclear ocurrida en Fukushima el 11 de marzo del 2011 y cómo la empresa Tepco, dueña de la central nuclear, fue totalmente responsable. El trabajo alberga una gran instalación conformada por 19.225 mariposas de papel cortadas a mano, que representan el mismo número de personas fallecidas y desaparecidas en la catástrofe. Un vídeo intervenido que muestra la incompetencia de la central nuclear también convive con la instalación, así como una llamada a la interacción del público por medio de un envío masivo de mails a la central nuclear, para que paralizasen la reconstrucción de la misma. Este es el primer trabajo en el que involucro al espectador de una manera tan directa.
Ruth nos ha contado detalles de Sin oro no hay hombre, el proyecto en el que, como adelantábamos, se encuentra actualmente inmersa y que está realizando entre Sudáfrica y Perú: Habla sobre la explotación minera en los dos países donde se encuentra la mayor producción a nivel mundial. Conecto por un lado donde comienza la existencia del Homo sapiens, primer exportador de este material, y del otro el lugar donde los pobladores llevan luchando más de 500 años para expulsar al colono que viene en busca del preciado mineral. Este está siendo un proyecto tremendamente ambicioso y con un gran nivel de exigencia, con involucración de muchísima gente y con el que tengo una gran responsabilidad para hacer llegar las voces de las/os oprimidos.
El resultado lo veremos este mismo año en el MAC. Podéis seguir las huellas de Ruth en su web http://ruthmontielarias.com. A ella le gustaría cerrar con una pregunta: ¿por qué el arte no debe ser una herramienta más en el activismo por las luchas sociales?