APELLIDOS: Urrutia
LUGAR DE NACIMIENTO: Bilbao
FECHA DE NACIMIENTO: 1981
PROFESIÓN: Artista
Como él confiesa, se le toma especialmente en serio desde que el Museo Guggenheim Bilbao lo seleccionó en 2012 para mostrar su obra en una de las paredes del centro con motivo de la iniciativa “El muro del Guggenheim”, pero Alain Urrutia venía desarrollando proyectos interesantes desde 2008 en exhibiciones individuales y colectivas en el Espacio MenosUno de Madrid, el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria, la Fundación BilbaoArte, la Sala Rekalde, la Galería madrileña Casado Santapau, la santanderina Juan Silió, el Museo de Huelva, el Centro de Arte Dos de Mayo o La Casa Encendida: en este último centró formó parte de Inéditos 2010. Participó en la última edición de ARCOmadrid y actualmente vive y trabaja en Londres.
La gran fuente de inspiración de Urrutia es su entorno cotidiano: el artista cuenta con un archivo fotográfico en construcción que se nutre de imágenes de su propia experiencia y de otras tomadas de prensa, internet o televisión en representación de la memoria colectiva. Las elige al sentirse atraído por ellas de forma consciente o inconsciente y no las traslada mediante procedimientos mecánicos o digitales a la pintura, sino que las emplea como medio de construcción de sus trabajos pictóricos y como herramienta para poner en orden sus ideas.
El tiempo se amplifica o se detiene mientras el espectador trata de desvelar el enigma que estas pinturas contienen.
Podemos decir, por tanto, que sus cuadros son resultado de lecturas nuevas de imágenes ya existentes y de un proceso de fragmentación, reconstrucción y eliminación de las historias que aquellas fotografías primigenias abordaban. Ese proceso lo lleva a cabo a partir de juegos de sombras, del uso de capas de blanco y negro que originan múltiples grises y del dominio de las técnicas de la ocultación y el reencuadre para destacar detalles, generar tensión y misterio o conferir a las piezas una atmósfera evanescente que podríamos relacionar con la literatura de Alessandro Baricco y su recurso a la duda permanente a la hora de narrar. En muchas de estas obras encontramos aparentes rostros desdibujados, que no anónimos: no podemos considerarlos meros retratos, tienen su pasado, y por ello, y por resultarnos irreconocibles, nos permiten la identificación, una identificación intuitiva.
El tiempo se amplifica o se detiene mientras el espectador trata de desvelar el enigma que estas pinturas contienen; en palabras de David Barro se contiene lo visible para trabajar la tensión de lo borroso, el limite donde resuena lo posible. Es la pintura como mensaje cifrado. La contemplación de la producción de Urrutia no puede ser inmediata: el detenimiento es imprescindible, como lo es disfrutar desde la pausa el cine de Tarkovski, a cuya película Stalker dedicó en 2007 una de sus series.
Alain suele involucrarse a fondo en el montaje de sus exposiciones con el fin de estudiar los diálogos que pueden generarse entre las obras entre sí y con el espacio que las alberga, y de participar en la creación de un recorrido coherente para el público. Os iremos informando de sus próximas muestras; si mientras tanto queréis saber más, pasad por aquí: www.alainurrutia.com.