NOMBRE: Alejandro
APELLIDOS: Marote
LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid
FECHA DE NACIMIENTO: 1978
PROFESIÓN: Fotógrafo
Si, coincidiendo con la pasada edición de ARCOmadrid, os acercasteis a La Fábrica, pudisteis ver en la galería madrileña más de una veintena de fotografías y grabados de Alejandro Marote que formaban parte de su serie 11:11, en la que cada negativo había sido sometido a dos tomas fotográficas dando lugar a imágenes muy cercanas a la abstracción en las que parecían manifestarse dos caras de la realidad: la literal, con su apariencia estética definida, y la simbólica, nacida de un intento de captar la expresión pura, liberada de reglas formales.
En febrero, Alejandro también presentó proyectos en el Atelier Space y el Bar Cock; a lo largo de este año ha participado además en el Festival Circulation(s) y en colectivas en el Centro Huarte navarro y el Arts Santa Mònica barcelonés (donde presentó una instalación específica a modo de vidriera, la que veis abajo, inspirada en el origen árabe del término rambla y en las líneas de costa, donde se unen mar y tierra) y desde el día 6 de este mes y hasta septiembre nos enseña en La Kursala de la Universidad de Cádiz “224.844.349 m/s”. Esa cifra corresponde a la velocidad a la que la luz viaja en el agua, y para el artista alude a nuestra posibilidad de sumergirnos en las profundidades de la pantalla, allí donde nace el pixel.
Entre otros centros, también ha expuesto anteriormente en el Museo Oteiza, CentroCentro, el Museo de Bellas Artes de Castellón, la Fundación Arantzazu Gaur o el Instituto Francés.
La primera fotografía corresponde a su propuesta para Atelier Space: siete imágenes tomadas de su serie B, de la que hablaremos luego, se fusionaron con la gama de colores del suelo geométrico de este espacio, gama basada a su vez en la paleta de Modigliani.
Esta semana fichamos a Alejandro Marote, que se inició en la fotografía de la mano de Blank Paper, hoy un centro formativo que, como algunos sabéis, pertenece a un colectivo formado por siete autores (Fosi Begue, Julián Barón, Antonio M. Xoubanova, Óscar Monzón, Ricardo Cases, Mario Rey y el propio Marote). Surgió hace ya trece años -la escuela cumple ahora una década- y pretende servir de plataforma a nuevos fotógrafos e ideas y ofrecer una formación novedosa que parta de la experiencia tanto de los artistas citados como de otros creadores que son también profesores.
A la hora de plantear sus proyectos, Marote nunca se ha dejado llevar por temáticas definidas (en su momento recorrí un camino desde la figuración que me llevó hasta la abstracción pura y desde ahí al pixel), pero aproximadamente desde hace ocho años es habitual en su obra la presencia de los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire, y también el propósito de extraer armonía a partir de la oposición primera de forma y símbolo.
Marote cita como sus principales influencias las formas de Robert Mottherwell, los vacíos de Oteiza, las presentaciones de la cara externa de la realidad de Jeff Koons y Andy Warhol y, “como artista total contemporáneo que comprende las cavidades internas expresionistas y la corteza externa o pop de la actualidad”, al gran Anish Kapoor.
En cuanto a las técnicas que emplea, entre 2008 y 2014 trabajó únicamente con película fotográfica analógica, y solo en ese tiempo llegó a armar un archivo visual compuesto por cerca de 200.000 negativos en los que transitaba de la figuración a la abstracción estricta.
Él englobó aquellas obras en un cuerpo de trabajo que tituló A-B-AB-0 y Éter en relación con los grupos sanguíneos, a los que vincula con elementos de la materia. Nos lo explica: A es un proyecto en blanco y negro desarrollado durante siete años en la ciudad de Madrid y representa la cara más sólida de la realidad. B es el intento de mostrar plásticamente el encuentro entre la vertical de la palmera y la horizontal de la línea del mar, es la salida desde la ciudad hacia el mar, la evolución desde la tierra hacia el agua. AB es el tercer de los proyectos que realizo y reflexiona sobre el paso de la materia desde lo líquido hacia lo gaseoso.
0 es la representación del cuarto de los elementos, el fuego; a partir de una plástica ígnea vuelvo a la ciudad desde donde comencé este estudio para utilizar un símbolo creado por el hombre, la bandera. Este eje cielo-tierra me sirve para tratar de extraer los paisajes internos que conforman este símbolo.
Éter es el quinto de los elementos, el menos visible. Abandono para este proyecto el uso de filtros delante de la cámara y comienzo a forzar la película en ambientes de ausencia casi total de luz donde el grano de película tiene que hacer un esfuerzo para recibir luz. Trato así de mostrar la cara oculta de la materia, su espíritu, pasando de fotografiar la naturaleza, por ejemplo, para tomar imágenes de la energía oculta que hace de esta un ser vivo.
Tras finalizar este gran archivo, Alejandro creó una app en colaboración con The Portable Photo y Gonzalo Golpe en la que aunó estos cinco bloques en uno solo: un viaje desde las imágenes hasta el fondo de la pantalla donde los granos de película mantienen un pulso con el pixel. Esta batalla me sirve para reflexionar sobre el estado actual de la plástica y decido no volver a fotografiar con película y comenzar a trabajar con el móvil para, a partir del movimiento, tratar de fragmentar el algoritmo matemático digital y romper su estructura. En esta necesidad de volver al gesto vienen los siguientes proyectos donde comienzo a utilizar la instalación de vidrieras en espacios expositivos, la serigrafía, el fotograbado y actualmente el óleo. Es pues mi trabajo un estudio continuo evolutivo acerca de los estados y sus cambios de forma.
Conoced mejor a Alejandro en su web: www.alejandromarote.com