Ernesto Neto, secretos sagrados

“Aru Kuxipa | Sacred Secret | Sagrado Segredo” es el título del proyecto que, a partir del 25 de junio, presenta Ernesto Neto en la Thyssen-Bornemisza Art Contemporary–Augarten de Viena. Aru significa secreto, lo sagrado oculto; Kuxipa quiere decir dios creador, un ente que el pueblo Huni Kuin identifica con la naturaleza: tierra, agua, bosque, viento, sol, luna, caminos, que para ellos son igualmente sagrados. Así que el nombre de Aru Kuxipa hace alusión a los ancestros sagrados.

Neto, que siempre ha buscado impregnar su trabajo de vida y sensualidad, ha contdo con la colaboración de pajés (líderes espirituales) y de artistas del pueblo amerindio de Huni Kuin para poner en marcha en la TBA 21 un proyecto que ha sido concebido como experimento pionero porque pretende poner al espectador en contacto con sus “futuros ancestrales”, introducirlo en las enseñanzas que las plantas pueden ofrecernos y también invitarle a reflexionar sobre su naturaleza espiritual.

En el fondo, ese ha sido uno de los objetivos fundamentales del brasileño en sus últimas dos décadas de trayectoria: celebrar nuestra unión con la naturaleza y buscar caminos para profundizar en ese vínculo tan irremediable como erosionado.

La exposición tendrá un centro que, más que plástico, quiere ser espiritual: ese eje estará marcado por un kupixawa, un espacio pensado para el encuentro en el que tendrán cabida desde rituales chamánicos y celebraciones hasta experiencias contemplativas individuales y en el que también podrán verse obras de Neto pertenecientes a la colección de la Thyssen Bornemisza Art Contemporary–Augarten.

Los venerados pajés, maestros en el asunto de las plantas y los artistas vinculados al Amazonas que han colaborado con él se han trasladado a la capital austriaca para preparar la exposición, participar en una serie de residencias  y conocer mejor el lenguaje artístico de este creador brasileño, con el que han intercambiado conocimientos en torno a música, canciones, dibujos, tejidos, rituales, herbarios, los posibles usos de plantas medicinales y sagradas y objetos de uso cotidiano.

En paralelo a este proyecto, que enlaza tradición y creación contemporánea, Kunsthalle Krems ofrecerá una completa retrospectiva de Neto desde el 19 de julio. Como ocurrió hace unos meses en el Museo Guggenheim Bilbao, esta muestra promete transformar este centro en una obra de arte total durante este verano.

El artista dice ser escultura y pensar como escultura, y lo cierto es que sus obras destacan por su dimensión corpórea y por sus múltiples referencias a una cosmología holística. Se encuentran además firmemente arraigadas en las corrientes dominantes del arte brasileño desde los cincuenta: puede relacionarse con las creaciones neoconcretas de Lygia Clark y Oiticica, sensoriales e interactivas, o con el movimiento del Tropicalismo de los sesenta, al que se adhirieron artistas, poetas, autores de cine y teatro que protestaban contra la dictadura militar.

Yendo más allá de los límites habituales de la escultura, sus instalaciones espaciales y biomórficas se han introducido en los dominios de la arquitectura y el diseño. Aunque Neto ha empleado para elaborarlas tecnologías punteras, su verdadera potencia visual y expresiva reside en sus nexos con la artesanía tradicional y la idiosincrasia indígena. Atrapan mediante un lenguaje universal y llaman la atención sobre un problema a la vez político, social y medioambiental del que nadie escapa: el frágil equilibrio del medio ambiente.

En Kunsthalle Krems veremos sus clásicas esculturas colgantes, como Copulônia (1989/2009) o la instalación Naves, de finales de los noventa; estructuras de madera contrachapada semejantes a esqueletos, relieves murales trazados con hilos de colores, tubos de nylon elásticos rellenos de materiales orgánicos e inorgánicos…piezas que ensalzan el tacto, que suponen un canto a las sensaciones y que requieren a un espectador participativo capaz de formar parte de una danza o ritual con la naturaleza como compañera.