El réquiem rosa de Carlos León

Alcalá 31 repasará su trabajo desde los ochenta

Madrid,
Carlos León. Pink Réquiem 9, 2015
Carlos León. Pink Réquiem 9, 2015

Carlos León fue de joven precoz y algo nómada: nacido en Ceuta, pasó su infancia y adolescencia en Segovia, estudió medicina en Valladolid y ya en 1972 se estableció en París para iniciar un proyecto sobre Ciencias Humanas y Creación Artística gracias a una beca de la Fundación Juan March. En la capital francesa pudo conocer de primera mano a los artistas del movimiento Supports-Surface, con los que compartía interés por la importancia expresiva de la materia y el gesto, y también la obra de Barnett Newman, figura clave del Expresionismo abstracto norteamericano que resulta también vital para comprender la obra de este artista.

Cuatro años después de instalarse en París pudo participar en la celebrada exposición del Pabellón Español de la Bienal de Venecia que organizaron Valeriano Bozal y Tomás Llorens y más adelante viajó por vez primera a Nueva York, donde fue seleccionado para participar en el Triangle Artist Workshop dirigido por Anthony Caro. En Estados Unidos pasó varias temporadas hasta instalarse de manera definitiva en Segovia, donde hoy vive y trabaja.

Lo más significativo de su producción de las últimas cuatro décadas podremos recorrerlo, a través de medio centenar de piezas, desde el próximo 17 de septiembre en la Sala Alcalá 31. La muestra, que llevará por título “Pink Requiem”, incluirá 35 trabajos de gran formato, agrupados a veces en dípticos o trípticos, y piezas en técnicas muy variadas, así como pinturas inéditas.

Los trabajos han sido escogidos por la comisaria María de Corral y podrán verse a lo largo de las dos plantas de Alcalá 31. Componen, según León, una declaración de intenciones: la de unir sin prejuicios un clasicismo deliberado que no se esconde y una también clara voluntad de apertura hacia ideas transformadoras. De ahí el título de la exposición, cuyas dos palabras aúnan lo solemne y lo frívolo dentro de una contradicción sublime que, por otro lado, se mantiene muy presente en el arte de hoy. Pink Requiem es, además, el título de una serie de trabajos que Carlos León inició hace algunos años y que mantiene inconclusa, abierta a nuevas producciones.

Carlos León. Samos, Douceur, 2014
Carlos León. Samos, Douceur, 2014

 

La muestra, la primera del nuevo curso en Alcalá 31 y también la primera del creador ceutí en un espacio institucional de Madrid, no tendrá carácter retrospectivo ni antológico más allá de su intención de mostrarnos las principales líneas de trabajo seguidas por León en su carrera y su objetivo fundamental será difundir su trabajo entre el gran público, que quizá no lo conoce demasiado pese al éxito de este artista entre la crítica y el coleccionismo.

Pese a lo complejo de su formación y las múltiples influencias derivadas de sus viajes, la obra de Carlos León tiene como puntos comunes su virtuosismo técnico, el rigor mantenido pese a su evolución, su gusto por buscar el lado sensual del cromatismo, la fusión de lo refinado y lo desgarrado y la influencia de su interés por el psicoanálisis, la literatura o la filosofía.

 

 

Comentarios