PUNK. SUS RASTROS EN EL ARTE CONTEMPORÁNEO
CA2M. CENTRO DE ARTE DOS DE MAYO
Avda. Constitución, 23 – 25
Móstoles
Del 26 de marzo al 5 de octubre de 2015
Bajo el comisariado de David G. Torres, mañana se abre al público en el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles “Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo”, una muestra que examina la presencia del movimiento punk en el arte actual en dos vertientes: como actitud (inconformista, crítica e insatisfecha) y como referencia, atendiendo a temáticas como el ruido, la violencia, la negación, el nihilismo o la sexualidad.
Los artistas participantes en la exposición son Carlos Aires, Martin Arnold, Fabienne Audeoud, Bill Balaskas, Jean-Michel Basquiat, Laurent P. Berger, Chris Burden, Tony Cokes, Jordi Colomer, Brice Dellsperger, Christoph Draeger, Jimmie Durham, Tracey Emin, Mario Espliego, Ant Farm, Hans-Peter Feldmann, Claire Fontaine, Chiara Fumai, Iñaki Garmendia, Kendell Geers, Gelitin, Nan Goldin, Douglas Gordon, Dan Graham, Eulàlia Grau, Guerrilla Girls, Antoni Hervas, Mike Kelley, Martin Kippenberger, João Louro, Christian Marclay, Raúl Martínez, Raisa Maudit, Paul McCarthy, Jonathan Messe, Jordi Mitjá, Joan Morey, Janis E. Müller, Matt Mullican, Itziar Okariz, João Onofre, Antonio Ortega, Tony Oursler, Mabel Palacín, Juan Pérez Aguirregoikoa, Raymond Pettibon, Maria Pratts, Tere Recarens, Jamie Reid, Tim Reinecke, Martín Rico, Aida Ruilova, Pepo Salazar, Santiago Sierra, Federico Solmi, Natascha Stellmach, Gavin Turk y Valie Export, de los que se han seleccionado para la ocasión instalaciones, trabajos únicos y múltiples, vídeos, fotografías y pinturas que se acompañan de un diagrama en el que podremos conocer la evolución del movimiento punk desde sus inicios hasta la actualidad.
Y esos orígenes hay que buscarlos en la segunda mitad de la década de los setenta: Londres y Nueva York fueron, entre 1976 y 1978, las cunas de aquella reacción a la crisis del sueño hippie propugnada por grupos de música que se agruparon en torno a tiendas de moda como la mítica SEX de Vivianne Westwood y Malcolm McLaren, fancines o locales y que convirtieron la irresponsabilidad calculada, la rapidez y el pesimismo casi nihilista en su mantra. También constituyeron, y hay que subrayarlo, una de las primeras culturas musicales en dar a las mujeres un verdadero protagonismo.
El Punk, en cuyo nacimiento tuvo mucho que ver la aparición del terrorismo como medio de presión política, la crisis económica derivada de la escasez del petróleo y el también consecuente desempleo y el llamado thatcherismo, se extendería, años más tarde, fuera de Inglaterra y Estados Unidos: quizá no podría entenderse sin él la movida madrileña o el rock vasco radical. En definitiva, canalizó descontentos, rabias y malestares que en su época no eran locales y que, según David G. Torres, se mantienen hoy.
Si os interesa profundizar más en el movimiento, podéis encontrar en librerías y bibliotecas más de un ensayo sobre el tema: David G. Torres nos recomienda “Rastros de carmín. Una historia secreta del siglo XX” de Greil Marcus, que presta especial atención a sus antecedentes (Dadaísmo y Situacionismo, según el autor). Precisamente la exposición del CA2M, abierta hasta octubre, subraya cómo quizá el Punk, sea, como dijimos, como actitud o como referencia, puede ser el único punto en común entre las producciones de artistas tan diferentes como los escogidos para este proyecto.
¿Dónde encontrar la huella punk en la amplia selección de obras de esta exposición, coproducida con ARTIUM? En las críticas casi despiadadas a los iconos de nuestro sistema social y económico, en la presencia de la tipografía de recortes (Juan Pérez Agirregoikoa), las alusiones al anti-diseño y el feísmo (Fabienne Audeoud, Gelitin), en claras referencias musicales a cantantes y grupos punk, y a sus eslóganes (Jordi Colomer, Iñaki Garmendia, Aïda Ruilova, Gavin Turk…), y sobre todo, en una forma de mirar el mundo: la basada en la oposición, el ensalzamiento de la destrucción, la filosofía del do it yourself, la alienación y el nihilismo, la reivindicación de la libertad sexual y la tan actual consideración del cuerpo como campo de batalla, escenario de enfrentamiento político.
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: