En diciembre de 2017 conocíamos que la galería suiza Hauser & Wirth había llegado a un acuerdo con los herederos de Eduardo Chillida para representar internacionalmente al escultor y también para reabrir su museo en Hernani, el Chillida Leku, que cerró en 2010 a consecuencia de la crisis económica y de la falta de respaldo financiero institucional. La familia del artista negoció previamente con el Gobierno vasco su paso a manos públicas, sin que esas gestiones llegaran a buen puerto, y en este periodo el centro ha podido visitarse solo con cita previa.
Hoy, día en que Chillida hubiese cumplido 95 años, Hauser & Wirth ha hecho público que el Leku volverá a abrir sus puertas al público el próximo abril, cuando finalicen los trabajos de restauración que garanticen que el museo podrá acoger un flujo continuado de visitas. Esas obras de actualización se están realizando bajo la supervisión del arquitecto argentino Luis Laplace, conocido por sus proyectos respetuosos con el medio ambiente y por sus trabajos de interiorismo; colabora con él Jon Essery Chillida, nieto del artista, y también el arquitecto de naturaleza holandés Piet Oudolf, alma de la corriente llamada New Perennial, que introducirá cambios sutiles en el paisaje que rodea este centro.
Como el Chillida Leku se encontraba en buen estado, las obras están consistiendo más en una actualización suave de las instalaciones que en una renovación y el caserío que es sede central del museo mantendrá la estructura y el aspecto con el que Chillida lo concibió. Se mejorará, eso sí, su iluminación y también se trabaja en la accesibilidad del edificio para las personas con movilidad reducida y en dotar al centro de un espacio de bienvenida a los visitantes, una cafetería y una tienda, así como en la adecuación del aparcamiento.
En su nueva etapa, el Chillida Leku será dirigido por Mireia Massagué, que anteriormente estuvo al frente del Gaudí Exhibition Center y que trabajará codo con codo con la familia Chillida, que ostenta tanto la propiedad como la gestión del museo. Massagué ha subrayado que desea profundizar en la doble vocación local y universal de este espacio: En esta nueva etapa, deseo que el museo sea un lugar de encuentro internacional, buscando la complicidad con el territorio y la sociedad local. Buena parte del equipo actual tiene más de una década de experiencia en el museo y para mí es todo un honor unir esfuerzos junto a ellos y a la familia Chillida en un proyecto tan importante. Hauser & Wirth aportará asesoría individualizada en el diseño de un futuro proyecto sostenible para el museo.
Quienes ya habéis visitado el Chillida Leku sabéis que se encuentra situado en el caserío de Zabalaga, en un preciso paraje de la localidad donostiarra de Hernani. Consta de un espacio museístico, albergado en ese edificio que tiene sus orígenes en el siglo XVI, y de un paisaje de esculturas al aire libre. Eduardo Chillida y Pilar Belzunce, su esposa, adquirieron tanto la casa como los terrenos en los ochenta y, en colaboración con el arquitecto vasco Joaquín Montero, convirtieron el lugar en un espacio expositivo muy personal cuyas esencias busca salvaguardar la Sucesión de Chillida. El objetivo de su reapertura sigue siendo el mismo que aquel con el que el escultor proyectó el Leku: dotar a sus obras de un lugar en el que las futuras generaciones pudieran conocer y experimentar su arte.
En las once hectáreas que rodean el caserío pueden verse cerca de cuarenta de sus piezas, entre ellas Buscando la luz I (1997) o Lotura XXXII (1998), ambas ejecutadas en acero corten, material común en la industria vasca.
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