Una cosa detrás de otra. Así componía sus obras Donald Judd, figura clave en la formación y consolidación del movimiento minimalista, cuyos principios teóricos y perceptivos teorizó junto a Robert Morris. La exposición más completa sobre su obra hasta la fecha la abriá el MoMA de Nueva York en otoño de 2017 y sobre ella sabemos que constará de cerca de un centenar de trabajos procedentes de colecciones públicas y privadas de todo el mundo y que será comisariada por Ann Temkin, quien afirma que, medio siglo después de que el artista estadounidense se consolidase como uno de los más destacados de su tiempo, su producción merece ser revisada desde enfoques nuevos.
La antología repasará el conjunto de su carrera, no sólo sus instalaciones objetuales de los años sesenta y setenta por las que nos es más conocido, sino también los trabajos que llevó a cabo antes de alcanzar su vocabulario formal maduro y los más significativos de entre los que realizó en los ochenta.
En 1965 Judd inició la fabricación industrial de los llamados Specific Objects (objetos específicos), esculturas que no apelan a nada externo a ellas sino que sólo aluden a ellas mismas, son plenamente autorreferenciales, alejadas de las categorías vigentes de pintura o escultura y más cercanas a las cualidades del objeto. Entendía en ellas la composición como mera disposición de elementos, como la colocación de “una cosa detrás de otra” en un gesto que pone el foco sobre el objeto obtenido y su presencia en el espacio, dejando en la sombra la intervención del autor.
Antes Judd fue pintor de composiciones geométricas caracterizadas por su simplicidad, y de ellas evolucionó hacia la creación de objetos independientes en tres dimensiones y de formas sencillas, dispuestos sobre suelo o pared y llamando la atención sobre el espacio donde se encuentran, porque éste resalta las obras o porque éstas contrastan con él o han sido diseñadas específicamente para el mismo. Sus propuestas responden a los principios minimalistas de depuración, despersonalización y repetición: no implican subjetividad ni emoción, el color acentúa su estructura y transmiten, a causa de sus materiales de fabricación industrial y pese a la ocasional viveza de sus tonalidades, frialdad.
El hecho de poder contemplar los objetos de Judd reunidos en una exposición global de su trabajo será fundamental para que las nuevas generaciones conozcan a Judd, según Flavin, su hermano y copresidente de la Judd Foundation, que ha afirmado que para comprender a fondo su trabajo es apreciar sus objetos, no en fotografía sino en un contexto espacial adecuado, y junto a otras piezas suyas. En Judd lo individual sólo adquiere significado –en su opinión- al contemplarse dentro de un conjunto.
Además de sus objetos y esculturas, el MoMA presentará pinturas, grabados, textos varios (algunos dedicados a la crítica de arte) y diseños arquitectónicos y de mobiliario.
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: