La Puerta del Infierno fue para Rodin algo así como la Sagrada Familia para Gaudí: ocupa un lugar muy peculiar en su producción y trabajó en ella muchos años. Creó más de doscientas figuras y grupos inspirados en La Divina Comedia de Dante y en textos de Baudelaire que, aparte de su valor autónomo, le servirían como vivero de inspiración para crear buena parte de sus esculturas, como El beso o El pensador.
De Dante le interesó lo oscuro, atormentado y febril, el Infierno. Comenzó con los bocetos, siguiendo de forma más o menos literal el texto del poema, pero muy pronto empezó a modelar los personajes principales, Paolo y Francesca, Ugolin y sus hijos, las Sombras o el Pensador, entre una multitud de tallas diversas. Estas figuras y grupos que recubren la estructura arquitectónica de la puerta las llevaba a cabo de forma independiente, las probaba sobre las hojas de la puerta, formadas por rectángulos de madera, y luego las dejaba a un costado.
Quiso presentar la Puerta en la Exposición Universal de 1889, pero la dejó de lado a finales de la década de 1880. Ambicionaba, no obstante, acabarla, y en el marco de una gran exposición individual que presentó en 1900, se decidió a mostrarla al público aunque fuera en un estado fragmentario, por otro lado tan del gusto de Rodin. Renunció a colocar las figuras independientes de la estructura principal, para que no creasen un contraste demasiado acentuado con el fondo.
En torno a 1907 estuvo a punto de concluir el proyecto, en una rica versión que combinaba bronce y mármol y que iba a instalarse en el Musée du Luxembourg, donde se mostraban las obras de artistas contemporáneos adquiridas por el Estado. Finalmente no fue así, y hubo que esperar a 1917 para que Léonce Bénédite, que fue el primer conservador del Musée Rodin, lograse convencer al escultor para que le dejara recomponer su obra maestra y realizar una fundición. Rodin, finalmente, murió antes de ver el resultado de aquellos esfuerzos.
Hasta el próximo 22 de enero, el Musée Rodin nos invita a revivir cómo fue el proceso creativo de esta proyecto icónico a través de 170 piezas, entre ellas 60 dibujos raramente expuestos al público y muchas esculturas restauradas para la ocasión.
Hay que recordar que en París nos esperan tres versiones diferentes de las puertas del infierno: la primera, en yeso, en el Museo Rodin de Meudon, que data de 1900; la segunda, también en yeso, en el Musée d´ Orsay, fechada en 1917, año de la muerte de Rodin, y la tercera, ya en bronce, en el jardín de esculturas del mismo Musée Rodin de París. Data de 1928.
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