Martí Manen, comisario del Pabellón de España en la Bienal de Venecia de este año, ha presentado hoy las claves del proyecto “Los sujetos”, con Dalí como hito y la participación de Cabello/Carceller, Francesc Ruiz y Pepo Salazar, en la Real Academia de San Fernando, un escenario no elegido al azar: aquí comenzó a estudiar pintura, escultura y grabado Dalí en 1922 antes de ser expulsado, sólo un año después, por apoyar una protesta de estudiantes contra la no concesión a Daniel Vázquez Díaz de la cátedra de pintura de la Escuela.
Precisamente ese lado publicitario de Dalí, capaz de alumbrar performances que no son objetos vendibles, y seguramente también objetos vendibles que en el fondo son performances, el Dalí dueño de una imagen pública diseñada para poder mantener su libertad en el complejo universo de su esfera privada, el que hablaba de todo y abrió campos no normativos, es el que ha interesado a Manen como punto de partida para poner en marcha la propuesta expositiva del Pabellón de nuestro país en Venecia, en el que no veremos ninguna obra del catalán pero sí estará presente su fantasma. Llamatívamente Dalí no es citado como referente por los creadores actuales españoles, distanciados de la mercadotecnia del personaje y de sus posiciones políticas.
Manen ha contado que su proyecto, “pensado a nivel emocional”, comenzó a gestarse en espacios no institucionales como El Palomar de Barcelona y el Salón de Madrid y que a la hora de desarrollarlo dio carta blanca a los participantes.
Cabello/Carceller presentan un vídeo y objetos relacionados con él. Sus protagonistas son cuatro personajes que escapan a nuestra noción de normalidad: una chica africana que se cuela en el Pabellón español de noche, duerme allí y por la mañana se encuentra con tres individuos que le explican que forma parte de un casting. La pieza, site-specific, llama nuestra atención sobre los que ellas llaman “sujetos imprevistos”, personas tan importantes como cualquiera pero marginales, olvidadas por las políticas generales, cuya conservación plantea cuestiones relacionadas con lo que se permite y lo que no en las sociedades europeas, la política, la sexualidad, las fronteras o el poder simbólico de los pabellones de la Bienal. En algunos momentos su discurso alude a los planteamientos manejados por Dalí y a sus ambigüedades como persona y artista. Los actores que aparecen en el video, colocados en esta aparente situación absurda, son amateurs.
Francesc Ruiz ha llevado a Dalí al cómic y mostrará en Venecia dos quioscos de prensa: en uno de ellos quiere ofrecer narrativas paralelas y lecturas nuevas a la información dada por los periódicos de los que vació un quiosco italiano el 12 de marzo, día de la desimputación de Berlusconi; en el segundo relaciona la pornografía y el formato cómic. Además, se entregará a los visitantes de los Giardini durante la primera semana de la Bienal cómics sobre la aparición de figuras gays en los medios más populares. De este modo, Ruiz ha decidido acercarse a Dalí a partir de la importante presencia que el pintor tuvo en la prensa y sus numerosas colaboraciones con revistas.
Por último, Pepo Salazar ha tratado de invitar al público a cuestionarse lo que es obra de arte y lo que queda fuera de ese concepto, la existencia o no de normas, a partir de instalaciones formadas por elementos muy diversos que remiten a la actual saturación de información “que nos traspasa y nos forma” y a las barreras entre alta y baja cultura. Se genera tensión y extrañeza a partir de asociaciones y del empleo de materiales contrastantes que pueden relacionarse con la obra diversa de Dalí.
Salazar ha afirmado querer generar un cúmulo de ideas atómicas que puedan dialogar entre ellas; no cree en la idea de obra de arte unívoca y en que a un solo objeto pueda asociársele una única idea. Por eso llevará a Venecia soportes y objetos múltiples, entre ellos gifs y vídeos descargados de Internet, que en su conjunto y desde su disparidad pueden generar una única narración y por ello se aproximan a la vida.
Este creador entiende el arte como una esfera independiente a nivel social, en la que todo son facilidades, pero que sólo tiene importancia si se refiere a lo real.
Para los interesados en cifras: la participación española en la Bienal de este año ha contado con un presupuesto próximo a los 400.000 euros, similar al de 2013. Se han incrementado, eso sí, los honorarios destinados a los artistas.
Si tenéis previsto un viaje a Venecia para disfrutar de la Bienal, no os costará trabajo encontrar el pabellón: es muy grande y se encuentra perfectamente ubicado.
