En los últimos cinco años, el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas se ha esforzado por acoger en sus salas proyectos a cargo de jóvenes artistas canarios con proyección: han sido veintiséis los que han expuesto en el CAAM en ese periodo, y el último en hacerlo, desde el pasado 4 de septiembre y hasta el 10 de enero, es Raúl Artiles, uno de los tres nombres esenciales de la nueva creación canaria en opinión de Omar-Pascual Castillo, director del museo y comisario de su exposición. (Los otros dos son Davinia Jiménez y Moneiba Lemes).
Nacido hace treinta años en Las Palmas y residente desde hace uno en Múnich, Raúl Artiles presenta en el CAAM un conjunto de piezas desarrolladas específicamente para esta muestra, titulada “Agujero negro”. Se trata de una veintena de dibujos en carboncillo sobre papel junto a una intervención site-specific; los primeros se exhiben enmarcados con la solemnidad que asociamos a los espacios museísticos, en formato mediano o pequeño, o poniendo en cuestión el propio ejercicio del dibujo y el uso del soporte papel, colgados a modo de cortinas que pueden ser movidas por el aire. La intervención consta de un mural que ocupa una de las paredes del CAAM y que remite a las pasadas colaboraciones de Artiles con artistas como Arnülf Rainer, Laura González, Fernando Álamo o Ray Smith. Según Pascual, “ha logrado concebir una pieza deslumbrante, en la que crea una especie de falso agujero, una trampa al ojo, que se escapa a otra realidad y en la que el espectador se pregunta qué es lo que está pasando ahí”.
El propósito de Artiles no ha sido tanto crear imágenes que dialoguen con las de la historia pasada de la fotografía o la pintura como buscar romper la idea de imagen como ente y trabajar con fragmentos con valor propio; concibe la imagen como deslumbrante espacio de destrucción.
En “Agujero negro” ha hecho referencia a la actualidad, a la crisis social y económica, tratando de ofrecer una respuesta efectiva a esa realidad desde un enfoque metafórico que no roce lo panfletario. Podemos decir que la obra de Raúl Artiles es apocalíptica y catastrofista, pero también lúdica, sorprendente en lo visual y capaz de alumbrar placer estético.
Esta exposición nació a partir de una metáfora sobre la idea de que un punto en el inicio de un dibujo es un agujero negro, contrariamente a lo que plantea la retórica sobre lo geométrico: que un punto desplazado en el espacio es una línea que crea una geometría específica. El punto, para Artiles, es un lugar que propicia que se escape un universo y aparezca otro: el espectador puede situarse de un lado del agujero negro o del otro, yendo hacia la destrucción o hacia un nuevo nacimiento. Plasma situaciones inquietantes, pero subraya: aquí seguimos.
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