Se cumplen diez años de la ampliación del Museo del Prado realizada por Rafael Moneo, la más importante que se ha acometido en la pinacoteca en sus casi doscientos años de vida, y para celebrarlo se ha editado una publicación conmemorativa, resultado de una doble reflexión, una de naturaleza histórico-artística y otra más práctica de lo que la ampliación ha supuesto para el museo. La primera, plantea lo que la obra de Moneo significó urbanísticamente en el entorno del museo y su relación con la obra de Villanueva y lo refleja a través de un estudio de Jorge Fernández-Santos y de un ensayo fotográfico realizado por Joaquín Bérchez, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Valencia, que ha buscado destacar los aspectos del edificio que pueden pasar más desapercibidos para el público; improntas visuales realizadas a lo largo de cuatro jornadas de verano en el museo, en las que destaca el papel de la luz y la monumentalización de los detalles a través de la geometría.
Por otro lado, el museo tenía una necesidad real de ganar espacios propios, no solo para exposición, también para talleres y almacenes y, en ese sentido, hay un antes y un después de la ampliación de Moneo, ya que con ella se llevó a cabo un proceso de renovación total de la institución. De todo ello nos habla Beatriz Lumbreras en este libro.
Para Miguel Falomir, director del Prado, el museo no le ha dado a la arquitectura la importancia que debiera, hasta ahora. El edificio de Villanueva, el Casón, la ampliación de Moneo y la próxima rehabilitación del Salón de Reinos por parte de Foster y Rubio, suponen un conjunto patrimonial de excepcional importancia. Por su parte, Moneo no duda de que lo que se hizo era la ampliación natural del museo: “La obra de arquitectura hay que verla integrada en la ciudad y eso era rescatar la ladera y contribuir a conectar todos los elementos de lo que iba a ser el Museo del Prado”.
En paralelo a la publicación de Museo Nacional del Prado. Rafael Moneo, 2007-2017, se ha organizado “Por el Prado de Moneo”, una pequeña exposición en el claustro de los Jerónimos con algunas de las fotografías de Bérchez, abierta hasta el próximo 28 de enero. También se publican, por primera vez, una serie de vídeos 360º, algunos de ellos realizados en espacios inaccesibles al público visitante.
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