La década de los cincuenta fue, en el terreno de la moda, variada y anticipatoria: corsés, enaguas, escarpines, estampados florales y de rayas de vivos colores, trajes de falda lápiz, vestidos pensados para cinturas de avispa y bordados de cristal de roca convivieron con suéters ajustados y pantalones vaqueros. Francia fue entonces meca tanto de la alta costura como de lo que hoy llamamos casual y allí se bautiza como mode décontractée, y el Palais Galliera, sede del Musée de la Mode de la Ville de París, dedica una muestra, abierta hasta el 2 de noviembre, al vestir de las francesas en aquel periodo.
Fue en 1947, año en que esta exposición comienza su recorrido, cuando Christian Dior lanzó la primera colección para la casa de moda que lleva su nombre. Celebrando el fin de la II Guerra Mundial, mostró prendas que destacaron por su elegancia y que entonces se consideraron el summum de lo chic y lo femenino: adornos florales en las pecheras, vestidos con cinturas de avispa y formas redondeadas en las caderas cuya silueta de reloj de arena se convertiría en emblemática de aquellos años…Carmel Snow, redactora jefe de Harper´s Bazaar, se refirió a esta colección como “New Look”.
Entre los competidores de Dior en aquel tiempo de fines de los cuarenta y principios de los cincuenta hay que destacar a Cristóbal Balenciaga, cuyos volúmenes abiertos en espalda y cintura se opusieron al New Look del diseñador galo, y a la rupturista Coco Chanel.
Sus nombres contribuyeron decisivamente al renacimiento definitivo de la moda francesa tras el declive causado por la crisis de 1929 y después por la guerra europea. Comenzaron a considerarse como patrimonio nacional las creaciones de firmas anteriores a los cincuenta, como Jacques Heim, Chanel, Schiaparelli, Balenciaga o Jacques Fath, y también los nuevos diseños de casas más recientes, como Pierre Balmain, el propio Christian Dior, Jacques Griffe, Givenchy y Pierre Cardin.
El prestigio internacional de la moda francesa descansó tanto en la elegancia y la innovación que introdujeron en el sector estas firmas, sinónimo de lujo, como en la capacidad de la industria para gestar un revolucionario y popular prêt-à-porter. Desde 1950, la asociación Les Couturiers Associés, integrada por Jacques Fath, Robert Piguet, Paquin, Carven y Jean Dessès, puso en marcha la primera empresa especializada en la difusión bajo licencia de prendas “listas para llevar”.
La muestra del Palais Galliera se nutre de diseños que alberga en su colección el propio Musée de la Mode; algunos pertenecientes a célebres maisons, otros a firmas caídas hoy en el olvido, como Jean Dessès, Madeleine Vramant o Lola Prusac. A través de un centenar de piezas, incluyendo accesorios, podremos adentrarnos en la evolución de las siluetas propuestas por la moda entre 1947 y 1957, desde el nacimiento del New Look hasta el desembarco de Yves Saint Laurent en los desfiles de París.
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