Su pintura es impredecible, porque el mayor interés del artista leonés Daniel Verbis es renovar su lenguaje, experimentar con él hasta desdibujar los límites entre la obra pictórica y la intervención en el espacio expositivo. Es en definitiva uno de los artistas que buscan conferir a este género una materialidad nueva sin renegar de sus principios tradicionales y combinando racionalidad geométrica y gestualidad, un cierto naturalismo y una poética propia, azar y honestidad formal.
A partir del próximo 6 de noviembre, la Galería Gema Llamazares de Gijón presentará su primera exposición en esta ciudad asturiana; constará de una selección de piezas que, más que como pinturas, podríamos definir como artefactos creativos: con ellas Verbis busca demostrar que es posible que la plástica sugiera la contracción o la dilatación (la manipulación al fin y al cabo) del espacio-tiempo y expanda, en el camino, la mirada del espectador.
La exhibición llevará por título “Ser mirada y (des)aparición…”, podrá visitarse hasta el 19 de diciembre y da cabida a la antiforma, la acción, a pulsiones que gravitan bajo las formas referenciales.
Cuando tenía veinte años, en 1998, Verbis se hizo con el Premio L’Oreal de Pintura y dos años después la Galería sevillana Rafael Ortiz le brindó su primera individual. Él entiende su pintura como una forma de protesta y, en esa línea, como una contraposición al dominio de lo digital. Y frente a la pintura figurativa o conceptual tradicionalmente aceptada, plantea piezas absolutamente subjetivas y personales que se alejan intencionadamente de los gustos dominantes, el objetualismo conceptual o la reivindicación social.
Reúne Verbis fragmentos inconexos de una realidad contemporánea caracterizada, sobre todo, por la ausencia de líneas unívocas. Transmiten cierta sensación de angustia, porque el agrado o el placer no son las sensaciones que busca generar en el espectador; sí pretende conmoverlo.
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