La sede belga de la Galerie Daniel Templon acoge, hasta el 12 de abril, la primera muestra en Bruselas del fotógrafo estadounidense James Casebere. Se compone de sus trabajos más recientes e inéditos: imágenes en color inspiradas en el cambio climático y en los efectos causados por desastres naturales. Representan vastos paisajes americanos (sobre todo boques y mares) de Carolina del Norte y California en los que la naturaleza reina, de forma aparentemente indiscutible, sobre la frágil huella humana simbolizada por estructuras arquitectónicas aisladas: viviendas privadas o edificios públicos.
Al subrayar la inmensidad de lo natural y contraponerla al espacio limitado que ocupan esas construcciones, Casebere continúa el examen iniciado en los comienzos de su carrera sobre la casa como símbolo de la utopía de felicidad nacida de la sociedad contemporánea norteamericana. Sus fotografías son el resultado de un laborioso proceso de trabajo que comienza y termina con un complejo diseño de los pormenores de la iluminación de las imágenes. En ningún caso introduce figuras humanas, como es habitual en la corriente de la fotografía de arquitectura.
Al pedirnos que contemplemos meras maquetas arquitectónicas como universos construidos en sí mismos (bien sean hogares o complejos oficiales), el artista contrapone lo indiscutible del entorno natural que nos rodea frente a lo vulnerable del techo levantado sobre nuestras cabezas y del propio crecimiento económico del que hemos terminado dependiendo. Desde 2005, también ha abordado en sus trabajos las relaciones entre Oriente y Occidente, la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos o los problemas de las prisiones militares secretas de su país.
Pionero en los últimos 25 años de la fotografía escenificada, como Jeff Wall o Gregory Crewdson, la principal materia de trabajo de Casebere es la ambigüedad: se mueve entre la política y la geografía humana y sus recreaciones de arquitecturas exteriores e interiores están cuidadas con un detalle que hace difícil diferenciar realidad y ficción. Las capas de lectura de sus trabajos son siempre múltiples y el espectador termina por plantearse si lo que realmente reflejan es la caída del manido “American Dream”. Nacido en 1953, vive y trabaja en Nueva York y su obra ya se ha expuesto en el Metropolitan, el Solomon R. Guggenheim Museum, el Victoria & Albert Museum o la Tate Modern.
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