Rusiñol, Santiago

Barcelona, 1861 - Aranjuez (Madrid), 1931 Pintor español.


Realiza su primera formación artística en el taller barcelonés del pintor Tomás Moragas. El año de 1887 es fundamental en su vida ya que se produce la muerte de su abuelo, el industrial Jaume Rusiñol Bosch, con quien tenía una relación muy estrecha, se produce el nacimiento de su hija María y el divorcio de su mujer, con la que se había casado un año antes. Todos estos acontecimientos empujaron a Rusiñol a trasladarse a París en compañía de su amigo el escultor Enrique Clarasó; ambos se establecen en una vieja casa de Montmartre junto a Utrillo y Canudas, entablando a su vez una estrecha relación con otros artistas como Ramón Casas y Zuloaga. En la capital francesa continúa con su formación asistiendo a clases en la academia Gervec, donde tiene como profesores a Carrière y Puvis de Chavannes. Estudia a los grandes pintores franceses y se siente atraído por los pintores impresionistas, realizando en estos momentos sus primeras pinturas al aire libre, siendo obras en las que convive la tradición paisajística catalana con el naturalismo francés. Regresa a España y establece su taller de Cau Ferrant en Sitges, siendo uno de los fundadores y asiduo asistente del café Els Quatre Gats, cenáculo del modernismo. Vuelve de nuevo a París, esta vez acompañado de Ramón Casas, fijando su residencia cerca del Moulin de la Gallete, a donde se traslada su amigo Utrillo. Se establece definitivamente en España en 1892 y comienza a viajar por el sur del país; en Granada retoma con gran fuerza el tema del paisaje que luego desarrolla en La Granja (Segovia), Aranjuez (Madrid), Mallorca y Tívoli (Italia) y que tiene como culminación la publicación en 1903 del álbum Jardines de España. A parte de pintor fue un notable acuarelista y escritor; entre su producción literaria destaca la novela L´auca del senyor Esteve de 1907 (cuya versión teatral se estrena en 1917). También fue un gran coleccionista de objetos de artes aplicadas y pintura que hoy podemos contemplar en el taller de Cau Ferrant, convertido en museo tras su muerte y donde se exhiben obras de El Greco, Regoyos, Zuloaga y Picasso. Entre su producción pictórica destacan los paisajes y con especial interés las escenas de interior. Se trata de visiones realistas e intimas que aparecen pobladas por figuras femeninas bañadas por cuidados efectos de luz que crean enigmáticas atmósferas.

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