Inicia su aprendizaje con un maestro local, emprendiendo en 1618 sus viajes de estudio por Venecia y Florencia: sus primeras composiciones están influenciadas por la obra de Ludovico Carracci y por la pintura veneciana, creando un estilo personal caracterizado por una iluminación dramática, un fuerte colorido y pinceladas amplias y vigorosas. En 1621 es llamado a Roma por el papa Gregorio XV, permaneciendo en la ciudad hasta 1623, cuando regresa a Cento. Su corta estancia en Roma le lleva a introducir en su obra un toque más clásico, que se acentúa con su traslado a Bolonia en 1642, al asumir la dirección de la Academia como sucesor de Guido Reni. Su estilo tardío destaca por la utilización de colores más fríos en obras de un clasicismo idealizado y sumamente expresivo. Susana y los viejos (1617), en el Prado, es una de sus obras maestras.