Action Painting. La lírica del acto puro

Los conflictos bélicos internacionales y la desilusión que dejó en los artistas la falta de ideales ante un mundo con un rumbo incierto propiciaron, curiosamente, una libertad enorme en la práctica artística, al no encontrar ya en los modelos preestablecidos una fuente con la que sentirse identificados. Europa, que hasta entonces había mantenido su preponderancia como centro artístico, vuelve sus ojos hacia el Nuevo Mundo, donde la energía y originalidad de sus jóvenes artistas está generando nuevas formas de expresión y donde una sociedad próspera comienza a manifestar su interés por el arte moderno. Nueva York se convierte en la nueva capital del arte y de este modo el Informalismo europeo y el Expresionismo abstracto americano comienzan a tener más cosas que les unen que aquellas que les separaban. En este entorno tendrá lugar el nacimiento de un fenómeno que cautivará a un importante grupo de creadores y cuya principal figura es Jackson Pollock. Es precisamente él su pintura, pero también su imagen como mito del arte contemporáneo- quien centra la exposición dedicada al action painting que estos días podemos disfrutar en la Fondation Beyeler de Basilea.
Con Pollock, pero también con Willem de Kooning, Clyfford Still, Arshile Gorky o Sam Francis, además de otros nombres menos famosos pero igualmente considerables, así como con los de una generación posterior que ampliaron el concepto de action painting, entre los que se encuentran Eva Hesse o Cy Twombly, esta muestra nos propone un viaje sensorial lleno de emoción, vitalidad y sensibilidad. En el action painting el gesto y la pincelada son expresión de sí mismos, no de un significado ajeno, y el proceso de pintar representa el contenido mismo de la obra. Ha intentado definirse como la necesidad del artista de expresar a través del acto espontáneo y, como el mismo Pollock decía, no se trata de ilustrar o representar cosas, sino de expresarlas. Esto no significa, sin embargo, que exista una oposición total entre figuración y abstracción, pues muchas veces los artistas toman la figura como punto de partida para sus composiciones. En este sentido, es interesante la yuxtaposición que se hace en la exposición de obras de dos integrantes del grupo CoBrA, Karen Appel y Asger Jorn, con las del William de Kooning, figura central del Expresionismo abstracto. Es atractiva también la idea de analizar cómo a partir del dripping (goteo) utilizado por Pollock (algo que ya había visto hacer al muralista Siqueiros y parecido a lo que ya Max Ernst había llamado el “azar controlado”) el resto de representantes del action painting introducen variaciones en la técnica, en los colores y en el movimiento, pero lo que siempre permanece es el valor del gesto y el toque único de cada uno de ellos, algo tan identificable como si se tratara de una caligrafía.

Joan Mitchell
Untitled, 1960
Friedrich Christian Flick Collection. © The Estate of Joan Mitchell

Jackson Pollock trabajando en Number 31, 1950, con Lee Krasner al fondo. Foto: Hans Namuth © 2008, ProLitteris, Zurich

Arshile Gorky
Waterfall, 1943
Tate, London. © 2008, ProLitteris, Zurich