Con ella llegó la revolución. Fue en la primavera de 1925 cuando Ernst Leitz lanzó al mercado la Leica, una cámara compacta que había sido creada en 1914 por Oskar Barnack, un ingeniero que trabajaba en la empresa alemana Leitz, líder en la fabricación de microscopios. La idea de Barnack era la de construir una cámara muy pequeña y ligera (apenas 400 gramos), para película cinematográfica de 35 mm., disponible en el mercado y, por tanto, comparativamente más barata. En realidad, más que la cámara en sí, lo verdaderamente económico era la película y eso permitió a los fotógrafos tirar más fotos y sentir mayor libertad para experimentar, dando lugar a interesantes nuevos puntos de vista y fomentando la creatividad. Además, contaba con un objetivo de altas prestaciones ideado por Max Berek que, junto a la posibilidad de disparar 36 fotografías seguidas -a diferencia de lo que implicaba utilizar una cámara de placas-, supuso un cambio de paradigma en el mundo de la fotografía. También fue decisiva en esta transformación la posibilidad de llevarla siempre encima, por las nuevas perspectivas que empezaron a manejarse.
Hasta el 10 de septiembre podemos asistir en el Espacio Fundación Telefónica a un recorrido por la historia de la fotografía del siglo XX. Y es que Leica también puede presumir de eso, de ser el único sistema de cámaras que cubre un siglo completo. Bajo el título “Con los ojos bien abiertos. Cien años de fotografía” se rinde homenaje al objeto en sí y podremos ver una réplica de la Leica original de 1913-14 y la primera cámara que se puso a la venta en 1925, aunque el auténtico foco de la exposición está en el impacto visual, en cómo la llegada de la Leica supuso un cambio radical en el lenguaje fotográfico. Todo ellos se hace patente a través de las casi 400 fotografías reunidas, además de documentos, entrevistas y objetos procedentes de colecciones particulares y de museos, así como material documental conservado por el Archivo Leica, que podrá verse por primera vez en España.
“Negativos pequeños, imágenes grandes”
Al principio los fotógrafos profesionales con los que la marca contactó para que la probaran no estaban convencidos de que esa pequeña cámara, a pesar de su excelente óptica, pudiera ofrecer un resultado profesional. Sin embargo, en pocos años la Leica pasó a convertirse en herramienta fundamental para los que están considerados los grandes nombres de la fotografía en todo el mundo. Hay, incluso, quienes a día de hoy le siguen siendo fiel y no utilizan ninguna otra, como el italiano Paolo Nozolino, que el 1 de junio tendrá un encuentro con Alberto García-Alix en el Auditorio del Espacio Fundación Telefónica para charlar sobre la historia y usos de la cámara Leica en su profesión.
El auténtico foco de la exposición está en el impacto visual, en cómo la llegada de la Leica supuso un cambio radical en el lenguaje fotográfico.
El éxito de Leica en cinco claves:
LIGEREZA: esta fue, sin duda, la primera revolución. Por lo reducido de su tamaño y la idea de incorporar un objetivo retractil, la Leica podía ir siempre contigo, de forma que vivías la vida con ella. Podías llevarla pegada al cuerpo, cambiar la perspectiva e incluso tomar fotografías sin que la gente se percatara de ello… Fue el primer paso del cambio en la forma de percibir el mundo.
DINAMISMO: el disparo rápido y de seguido y la movilidad fueron decisivos para introducir una nueva visión de la realidad, la instantánea, algo muy útil en el fotoperiodismo y en el recién nacido género del reportaje.
ELEGANCIA: por su bello diseño y su tamaño (cabía en un bolso o en el bolsillo del abrigo) fue una cámara muy utilizada por mujeres. Muchas profesionales también la eligieron. Por otro lado, las características especiales de la Leica M favorecieron la estética que adquirió la fotografía de moda.
CREATIVIDAD: ya hemos indicado que la película era barata y los fotógrafos se lanzaron a probar. No había reparo en probar nuevos encuadres, recortar las fotos…
DEMOCRATIZACIÓN: arte al alcance de todo el mundo. Su precio permitió que la Leica fuera una cámara asequible para muchos aficionados a la fotografía y, como vemos en el apartado ‘Fotografía subjetiva‘, cualquier amateur experimentado podría también crear fotografías artísticas. Además, la Leica cuenta con otra gran virtud, su durabilidad, por lo que una vez hecho el desembolso tenías cámara para toda la vida.
La muestra, que se incluye dentro de la programación del XX Aniversario del Festival PHotoEspaña 2017, ha sido comisariada por Hans-Michael Koetzle e incluye trabajos de fotógrafos de renombre internacional como Cartier-Bresson o Robert Capa, junto a otros menos conocidos o anónimos -que sorprenderán a más de uno-, fotoperiodistas y trabajos experimentales de autor. A través de los 8 ámbitos en los que se ha organizado, reproduce momentos clave de nuestra historia reciente y permite responder a preguntas sobre la evolución del lenguaje y las temáticas, así como dejar la puerta abierta a lo que está por venir, pues la muestra se cierra con la única serie en la exposición que está tomada con una Leica digital: un conjunto de retratos realizados por Bruce Gilden en 2014.
“Con los ojos bien abiertos. Cien años de fotografía”
c/ Fuencarral, 3 (3ª planta), Madrid
Del 12 de mayo al 10 de septiembre de 2017
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