Wols, ver significa cerrar los ojos

El Museo Reina Sofía presenta, hasta el 26 de mayo, “Wols. El cosmos y la calle”, última de sus muestras relacionada con “Formas biográficas. Construcción y mitología individual”, donde se examina la relación entre la vida casi novelesca del artista berlinés y su producción más allá de literalidades y formalismos.

La obra de Wols, que murió tempranamente en París en 1951, destaca por su originalidad y brillantez pero dada el aura de artista maldito que lo rodeó ha quedado oscurecida por la de contemporáneos más célebres. Dedicándole esta exhibición, no extensa (sus trabajos no son numerosos), pero sí pensada para contemplarse de cerca, en detalle y sin el ruido propio de las exposiciones-espectáculo, el MNCARS muestra de nuevo su querencia por ahondar en figuras algo olvidadas por la historia pero representativas del s XX por su complejidad.

Figura bisagra estudiada al margen de las vanguardias históricas, Wols y su pintura cobraron importancia fundamentalmente en los cincuenta. A través de noventa dibujos, acuarelas, grabados y óleos abstractos producidos antes, durante y después de la II Guerra Mundial, podremos adentrarnos en su quehacer artístico, asociado a menudo a los orígenes del Informalismo.

Sus trabajos no se nos presentan cronológicamente, sino divididos en dos focos representativos de su actividad: El Cosmos, donde podemos ver dibujos exquisitos en los que plasmó su visión de la energía universal a través de formas biológicas y orgánicas, y La calle, que incluye fotografías representativas de los detalles prácticos de la vida, lo terrenal y cotidiano. Estas imágenes, que tienen poco en común con el resto de su producción, han sido estudiadas en exposiciones y catálogos recientes como el cuerpo principal de su obra y la propuesta del MNCARS, como novedad, ha optado por emplear como eje sus dibujos, a veces diminutos y siempre con un elevado grado detalle, diseñados para mirarse muy de cerca. Las fotografías componen la vertiente técnica de su trabajo y su búsqueda de la representación de la luz; sus dibujos, su producción no mecánica, el uso de la mano. Transmiten energías distintas.

Por otro lado,tanto en su fotografía como en su pintura se aprecia un constante juego entre abstracción y figuración: como subraya Guy Brett, comisario de la exposición, el grado de abstracción de sus instantáneas “figurativas” es equiparable al de figuración de sus grabados, dibujos y acuarelas abstractos, y viceversa.

La mayoría de las piezas proceden de colecciones privadas (no son numerosas las obras de Wols en instituciones públicas, el Reina Sofía posee algunas) y muchas son inéditas.