Una de las vistas venecianas de Canaletto, restaurada en el Museo Thyssen gracias al micromecenazgo

Su estudio técnico y la restauración se han prolongado durante más de un año

Madrid,

Hace solo unos días os hablábamos de una restauración en proceso, y a la vista del público, en el Museo Thyssen-Bornemisza: la de Joven caballero en un paisaje (hacia 1505) de Vittore Carpaccio. Hoy podemos referirnos a otra que acaba de finalizar en el mismo centro: la de La Plaza de San Marcos en Venecia (1723-1724), una de las vedutas de Canaletto.

En el último año, esta pintura se ha sometido a un estudio técnico y a una restauración hecha posible gracias a una campaña de micromecenazgo que el Thyssen emprendió en 2018 y que logró reunir, en cuatro meses, los 35.000 euros necesarios para acometerla. Las aportaciones mínimas fueron de 35 euros.

La obra, fechada en la etapa de juventud del artista italiano, uno de los grandes vedutistas del siglo XVIII, es una de las pocas piezas de este autor que forman parte de colecciones españolas y la intervención recién terminada en el Thyssen (desde hoy mismo puede admirarse el resultado en su sala 17) ha tratado de paliar su deterioro, debido en parte a antiguas intervenciones y a varias capas de barniz oxidado y repintes que no permitían apreciar su cromatismo y luminosidad originales. Así, se han retirado los repintes y barnices degradados y se han reintegrado al lienzo algunas pérdidas.

Canaletto. La Plaza de San Marcos en Venecia, 1723-1724. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Foto general después de la restauración: Hélène Desplechin
Canaletto. La Plaza de San Marcos en Venecia, 1723-1724. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Foto general después de la restauración: Hélène Desplechin

Hay que tener en cuenta, además, que La Plaza de San Marcos en Venecia presenta un reentelado efectuado en fecha desconocida y que se modificaron sus dimensiones, ampliándolas en dos centímetros a cada lado, doblando lienzo sobre el bastidor. Ahora podemos apreciar con mayor nitidez los detalles que pulió Canaletto: las figuras aisladas o en grupos, los elementos arquitectónicos u ornamentales, los animales y los objetos del mercado…

Por otro lado, el estudio técnico de la pintura ha permitido desvelar información sobre las maneras de pintar del autor veneciano. Sobre el lienzo original aparece una imprimación de color rojo-anaranjado, realizada con una mezcla de pigmentos de tierra aglutinados con aceite secante, y sobre ella podemos apreciar algunos trazos finos y ligeros aplicados con carbón vegetal en seco que, quizá, permitirían delimitar áreas que definirían la composición. Más adelante, el veneciano aplicó grandes manchas de color que servirían de fondo a los espacios establecidos dentro del cuadro: un fondo gris para el cielo, una mancha de color pardo amarillento para las zonas con más luz de la plaza y de los edificios y un fondo pardo negruzco para las arquitecturas más oscuras o en sombra.

Y sobre dichas grandes manchas de color dispuso la pintura al óleo, que presenta mezclas de pigmentos de calidad, como el albayalde, el azul de Prusia, el amarillo de Nápoles, el bermellón, el laca rojo, el carbón vegetal, el negro de huesos y abundantes pigmentos de tierra de tonos rojo, sombra, anaranjado y verde.  En ciertos puntos, como en el conjunto de cúpulas que corona la basílica, se observan además trazos de dibujo sobre la pintura que refuerzan los volúmenes de la composición.

La radiografía, por su parte, ha permitido detectar la huella de un compás que utilizó Canaletto para situar los cuatro arcos decorativos del cuerpo superior del campanile, apreciándose en el centro de cada uno el correspondiente agujero y el trazado inciso de cada curvatura. El empleo de este instrumento de dibujo no era raro, pero es llamativo su uso sobre la capa pictórica. También ha posibilitado apreciar que ocultó parte de la ropa tendida entre los arcos de la fachada del Palacio de las Procuradorías Viejas con capas de pintura y que varió las proporciones de la chimenea, así como la iluminación de la fachada, en inicio más sombría.

Por último, la fotografía infrarroja ha permitido observar las líneas subyacentes que definen la perspectiva de la composición y otras que facilitaron a Canaletto ordenar los edificios que representa, así como cambios en la distribución de los ojos de buey que rematan el edificio de la Procuraduría Vieja, bajo la cornisa: algunos se desplazaron respecto al diseño original.

Sabed que, cuando visitéis la sala 17, podréis contemplar la contemplación de esta veduta con las imágenes y textos explicativos que aparecen en una mesa interactiva.

Canaletto. La Plaza de San Marcos en Venecia, 1723-1724. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Proceso de limpieza. Fotografía: Hélène Desplechin
Canaletto. La Plaza de San Marcos en Venecia, 1723-1724. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Proceso de limpieza. Fotografía: Hélène Desplechin

 

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