Poéticas de la democracia y la Transición subterránea

El Museo Reina Sofía examina el arte institucional y reivindicativo en la España en torno al 78

Madrid,

Unos días después de que el Museo Reina Sofía presentara en el Congreso y el Senado “El poder del arte”, una selección de obras de su colección que, desplegadas por diversos espacios de ambas instituciones, nos invitaban a reflexionar sobre los nexos siempre complejos entre arte, memoria y poder (Juan Muñoz, Colita, Ignasi Aballí, Esther Ferrer, Antoni Muntadas, Juan Genovés, Elena Asins, Luis Gordillo o Dora García eran algunos de los artistas representados, y João Fernandes su comisario), el centro ha abierto hoy, ya en su sede, la muestra que, junto a aquella, supone su conmemoración del 40º aniversario de la Constitución: “Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición”.

La mayor parte de las obras que la integran forman parte de las colecciones del MNCARS, y de hecho su temática forma parte de las líneas de investigación del Museo desde hace diez años (los que Manuel Borja-Villel lleva al frente de esta institución) y también de sus actividades públicas. Se trata, por tanto, de una exposición de carácter discursivo, que viene gestándose desde hace año y medio pero que comulga, desde mucho antes, con los estudios desarrollados en el centro y que cuenta por esa razón con cuatro comisarios: Rosario Peiró, Lola Hinojosa, Cristina Cámara y Germán Labrador.

Dos son las secciones que la articulan: una primera está dedicada a la participación española en la Bienal de Venecia de 1976; la segunda, a aquel arte que quedó en penumbra en la visión institucionalizada de nuestra creación que se ofreció allí: el de las tribus urbanas, colectivos jóvenes, feministas, vecinales, ligados a la antipsiaquiatría… ofreciéndonos una revisión de las subculturas  nacidas en los setenta y de las nuevas formas de expresión libre que buscaron, en lo artístico y en lo vital.

Vista de la exposición "Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición" en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores
Vista de la exposición “Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición” en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores

La participación española en la Bienal del 76 llegó en un periodo en el que era objeto de discusiones candentes el modelo de organización de este evento, su estructuración geopolítica o su posicionamiento ante ciertas dictaduras (dos años antes, la muestra había rendido homenaje a la resistencia artística chilena a Pinochet) y llevó aparejada controversias desde su inicio: el pabellón español inicial fue cerrado después de que un centenar de artistas e intelectuales demandaran una propuesta alternativa, que se materializaría en la presentación de “España, vanguardia artística y realidad social (1936-1976)”, dentro del pabellón italiano. Ese proyecto -que también sería contestado- se lo encargaría Carlo Ripa, director de la Bienal, a la llamada Comisión de los diez, dirigida por Valeriano Bozal y Tomás Llorens e integrada también por el arquitecto Oriol Bohigas y los artistas Alberto Corazón, Manuel García, Agustín Ibarrola, Antonio Saura, Rafael Solbes, Tàpies y Manolo Valdés. Apoyó su formación Eduardo Arroyo, residente entonces en Roma y miembro de la Comisión de Artes Visuales de la Bienal (algunas obras suyas presentes en la exposición no se mostraban precisamente desde 1976). Las críticas se debieron a los autores, bien conocidos en nuestro país, que quedaron fuera y a la presencia de los implicados en la Comisión en la propia muestra.

De aquella exhibición en el amplio Pabellón italiano se han reconstruido con la mayor fidelidad posible sus zonas de entrada y salida; subrayándose las líneas de fuerza del resto de la propuesta: las relaciones entre el arte y la realidad, entendiéndose esta como poder y como vida cotidiana. Se planteó una muestra abiertamente militante y de izquierdas en la que se reprodujo el Pabellón de la República en la Exposición Universal de 1937 y se rompió con la narración histórica oficial mentenida durante el franquismo.

Vista de la exposición "Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición" en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores
Vista de la exposición “Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición” en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores

En esa primera sala podemos ver obras expuestas en Venecia manteniendo su acertado montaje italiano (Ronda de noche con porras de Arroyo, La mujer de Alberto Corazón, Amnistía de Ibarrola, Venecia de Sempere, El abrazo de Genovés, varias serigrafías de Antonio Saura o varios trabajos de la serie Paredón de Equipo Crónica, dedicada a los fusilados en la dictadura) y en la segunda se contextualizan, textos y documentación mediante, todas las controversias generadas en torno a la Bienal, además de exhibirse obras bien conocidas de Miró, Picasso o Renau vinculadas a la Guerra Civil y carteles que anunciaban los programas de cine, música, poesía y teatro que acompañaron la participación de nuestro país en la Bienal (por allí pasaron Els Joglars o Nuria Espert).

Otras obras presentes en la Bienal y ahora expuestas en el Reina Sofía son la irónica Sí, sí, entraremos en el Mercado Común de Arroyo; parte de la serie Mussolini de Millares, serigrafías de Genovés, Morir pel Vietnam de Ràfols-Casamada y trabajos de Tàpies -con sangriento disparo mediante- y Luis Gordillo.

Vista de la exposición "Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición" en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores
Vista de la exposición “Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición” en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores

Para poder llevar a cabo esa recuperación casi arqueológica del montaje de muchas de estas piezas en la Bienal, Peiró ha contado hoy cómo han buceado en los archivos de esta misma muestra y en los de los comisarios Llorens y Bozal, los de algunos de sus artistas (como el recientemente fallecido Arroyo) o los del arquitecto Oriol Bohigas, autor del plano del proyecto presente en el Reina Sofía.

Como decíamos, el segundo, y más extenso, eje de la exposición es el dedicado a la contracultura previa a la Movida, a propuestas que se adaptan más difícilmente al cubo blanco y que, por tanto, implican un corte en cuanto a los mecanismos expositivos respecto al apartado anterior, en el que predominaba la pintura y el arte objetual. Aquí se dan cita, acumulándose, la poesía, la noche, sus ecos de autodestrucción y sus vampiros -entendidos estos en un sentido metafórico, como no lugar entre lo vivo y lo muerto, lo animal y lo humano, entre la autoridad pasada y la ausencia de referentes-, los trabajos de mujeres artistas nacidos al calor de la segunda ola feminista… obras que implicaron intentos de reconfiguración de las esferas pública y privada y, según ha apuntado Hinojosa, un cuestionamiento de todas las formas de poder, en el hogar y en el ámbito social.

Vista de la exposición "Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición" en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores
Vista de la exposición “Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición” en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores

Los nuevos colectivos y asociaciones surgidos en los primeros años de democracia y ligados a barrios, feminismos, movimientos pacifistas o ecologistas dieron lugar a su vez a nuevas prácticas artísticas nacidas más desde la necesidad de expresión que desde la pretensión de sentar discurso: medios de comunicación muy alejados de los tradicionales, como Ajoblanco; fanzines, grafitis, radios libres, performances, murales, teatro independiente… El cine no fue, desde luego, ajeno a aquel contexto y con la crisis del modelo de masculinidad y de familia y relaciones amorosas se vinculan respectívamente la claustrofóbica La Cabina de Mercero y Ni se compra ni se vende de Carlos Pazos.

La exhibición, bífida como el arte de la Transición, institucional y contestatario, se cierra recordando a quienes, por razones diversas (enfermedad psiquiátrica o consideración de peligrosidad), no pudieron participar en un primer momento de la apertura democrática y también rememorando el ambiente político previo a la aprobación de la Constitución, a través de carteles de partidos, sindicatos y colectivos que pedían el sí y el no, de imágenes de 1978 y de varias versiones de la Carta Magna.

Vista de la exposición "Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición" en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores
Vista de la exposición “Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición” en el Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores

 

 

 

 

“Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición”

MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA. MNCARS

c/ Santa Isabel, 52

Madrid

Del 5 de diciembre de 2018 al 25 de noviembre de 2019

 

 

Comentarios