Nacida en 1963 en Pasadena, Pae White es autora de una obra tan minimalista en su estética como sensorial, aunque ella asegura que trabaja al menos tanto tiempo frente al ordenador como manejando físicamente sus materiales, con los que, eso sí, dice vivir romances.
Algunos recordarán la instalación colorista y sinuosa Qwalala, que presentó homenajeando la artesanía en cristal veneciana en la Bienal de esa ciudad en 2017, en la Fundación Cini. Se trata de un buen exponente de las bases de su trabajo, que ha recalado en exhibiciones individuales en el MAK vienés, la Langen Foundation de Düsseldorf, la South London Gallery de Londres o el Hirshhorn Museum de Washington: se sirve de técnicas diversísimas (emplea porcelanas, neones, tapices), aprovecha al máximo las posibilidades de las combinaciones cromáticas y muy extraña es la vez en que sus instalaciones no son magnéticas para la mirada. No hay procesos ni soportes recurrentes en el grueso de la producción que ha desarrollado hasta ahora: el nexo que le da sentido es la búsqueda del placer visual a partir de la unión inesperada de materiales cotidianos y a veces efímeros, como cadáveres de insectos o bigotes de gato.
Su presentación en instalaciones llenas de color y muy a menudo colgantes, en forma de tapices, de telarañas o de móviles, monumentaliza esos objetos de cara al espectador y le invita a contemplarlos desde una perspectiva nueva, a buscar riqueza en lo pasajero y lo que pasa desapercibido.
Un lustro después de ofrecer su primera individual en España, la Galería Elvira González presenta en Madrid “manamalia”, una muestra que recalca cómo la observación de la naturaleza es el punto de partida de buena parte de sus proyectos, la base de su organicidad y en ocasiones también de su carácter hipnótico; y que sus obras establecen muy estrechas relaciones con las arquitecturas circundantes: en esta exposición, un enorme tapiz, de casi veinte metros, genera espacios diferenciados en su interior, crea para el espectador un recorrido alternativo al habitual y se conjuga con cerámicas resplandecientes en tonos semejantes, dando lugar, por esa razón, a lazos entre artesanías elaboradas con procedimientos tradicionales y piezas de producción técnica, una constante en estas salas, como apreciaremos.
La investigación en torno a la luz, otro de los sellos de sus creaciones, se hace patente en la serie Firefly Tapestry, que forma parte de los trabajos textiles que inició la californiana hace casi veinte años: veremos tapices que representan ramas de árboles y luciérnagas y que suponen su tributo a la belleza de lo natural, en ocasiones marcada por la fugacidad. Tratando de reinterpretar los tapices clásicos, White ha elegido crear aquí previamente sus motivos digitalmente para trasladarlos después a estas piezas previo paso por un telar Jacquard industrial. Ofrecen estas propuestas destellos iridiscentes que parecen brillar y que harán que, bajo la luz, sus diseños refuljan.
Nos esperan, asimismo, en la sala obras cerámicas circulares, con forma de reloj y superficie tornasolada, que la artista ha fabricado en su taller de Los Ángeles: contienen paradojas, dado que conjugan la representación de ese objeto cotidiano producido en serie, y de carácter claramente utilitario, con superficies cuyas texturas remiten a los artesanales encajes, sin más función que la ornamental.
Completan la exhibición de Elvira González piezas en las que White ha convertido la arcilla de papel japonés en soporte de aparentes bordados o estucos, cuyas texturas captan y liberan la luz. Para su realización en forma de disco aplicó dicha arcilla sobre madera, derivando los patrones decorativos de múltiples impresiones sobre ese material; nuevamente una laca de tonos dorados, alusiva a la producción mecánica e industrial, se yuxtapone a la texturas artesanales. Contemplaremos igualmente una docena de sus celebrados Open Frames, piezas con marco suspendidas del techo y basadas en la superposición de tejidos transparentes de distintos tonos que, en ocasiones, sirven como red de sugeridas criaturas marinas. En ellas se funden formas planetarias o geométricas con esas otras orgánicas que remiten a las costas de California.
El montaje de unas y otras composiciones en la galería da lugar a un cosmos particular, híbrido y casi aéreo.
Pae White. “Manamalia”
c/ Hermanos Álvarez Quintero, 1
Madrid
Del 16 de enero al 13 de marzo de 2024
