Hasta el 27 de agosto, Miguel Ángel Tornero presenta un proyecto específico en el Museo de Altamira. Indaga en él en la idea de esta cueva como un icono vivo y orgánico, un espacio vinculado a la tierra y su intimidad; también en lo que significa Altamira por sí misma: el punto de partida, el origen donde encontrarse con las primeras formas de arte.
El título del proyecto, “Rockstar”, procede de esa consideración del lugar como un icono tatuado y universal. Valiéndose del flash y del collage fotográfico desde un punto de vista técnico y conceptual (Tornero ha fotografiado y sintetizado fragmentos de la neocueva y la cueva de las estalactitas), nos muestra otro tipo de belleza más cercana al concepto de lo sublime.

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