Al menos hasta hace unas décadas, el avance de una globalización que hoy sabemos parcial transmitía entre muchos la ilusión de un mundo donde se diluía el sentido de las fronteras, como formuló Kenichi Ohmae: de las físicas, entre naciones, y de las invisibles, ligadas al acceso a la tecnología y a discursos sociales, políticos y económicos. La propuesta “Desde la frontera”, con la que Mei Huang, comisaria independiente china nacida en 1989 y residente en Barcelona, fue seleccionada por la Fundación “la Caixa” en el programa de apoyo a la creación Comisart correspondiente a 2022, plantea sin embargo que esas barreras, las físicas y las que no lo son, no han perdido vigencia.
Con el objetivo de invitar al público a reflexionar sobre la noción actual de esta idea de límite, Huang ha seleccionado para este proyecto en CaixaForum Barcelona ocho trabajos procedentes de los fondos de esta Fundación y del MACBA barcelonés y correspondientes a Vanessa Beecroft, Pep Durán, Asier Mendizabal, Annette Messager, Paulo Nazareth, Francesc Torres, Isidoro Valcárcel Medina y Akram Zaatari. Tienen en común la exploración de aquello que nos divide desde diferentes perspectivas: aluden a barreras geográficas y también a las más difusas, aunque en ocasiones no menos poderosas, marcadas por las ideologías, las religiones, las creencias culturales y otras distancias más o menos ocultas que modelan, aunque sea inconscientemente, nuestras interacciones, nuestro modo de pensar o de movernos.
No siempre se trata de piezas recientes, pero Huang entiende que ofrecen lecturas adecuadas a nuestro momento actual (también propicias a la reflexión en torno a la historia pasada), que invitan a la introspección y que permiten debatir sobre el peso del contexto histórico, social y político a la hora de comprender los confines y su peso en el terreno práctico -las particularidades locales, o los nacionalismos, no han dejado de imponer restricciones, y continúan existiendo las periferias-; además, esta curadora ha tenido en cuenta a la hora de seleccionarlas su proposición de enfoques alternativos respecto a los discursos dominantes y su diversidad de medios y mensajes.
Quiere recordar esta exhibición que hoy resulta imposible que nuestra presencia y actividad pase desapercibida ante un número casi infinito de rastreadores digitales insertos en nuevos mecanismos de poder y control sobre el individuo e igualmente globalizados, pero que ese imperio de la tecnología no solo no ha acabado con las bolsas de pobreza y exclusión, sino que a menudo ha subrayado diferencias económicas y educativas de enorme magnitud, por su importancia y por su escala global. A su vez, reivindica la muestra que la cultura y el arte sí pueden servir para revertir incomprensiones, para esquivar las consecuencias de algunas fronteras (cuestionarlas, trascenderlas) y para acercar a individuos y comunidades, y que es conveniente pensar críticamente en el empleo dado a esos instrumentos que, en ocasiones, parecen favorables al desarrollo educativo y económico -a la eliminación, por tanto, de algunas barreras- pero que terminan consolidándose como herramientas de vigilancia.
Ocupa el área central del recorrido la instalación Banderas rotas (2014) de Nazareth: un conjunto de diecinueve televisores analógicos en cuyas pantallas vemos estandartes ondeando, algunos suavemente y otros con fuerza, sometidos a las inclemencias naturales. Hemos de contemplarlos, asimismo, mirando hacia abajo, lo que les resta solemnidad, teniendo en cuenta que la altura a la que se izan suele estar regida por normas específicas. Alude esta obra a un prestigio simbólico subyugado por las fuerzas de la naturaleza, y con ese trabajo se relaciona Not all that moves is red (Telón) #1 (2012), de Asier Mendizábal, una gran enseña cuyo patrón en rojo y negro remite a un mosaico. Las asociaciones posibles son varias y a veces contradictorias: anarquismo, nazismo o el filme Rojo y negro de Carlos Arévalo, sobre un matrimonio de orientaciones políticas contrapuestas.
Otras dos obras tienen que ver con mapas y conflictos de índole geopolítica: el conjunto de dibujos Grafismos de frontera (2016) de Isidoro Valcárcel Medina y el vídeo Nature morte (2008) de Zaatari. En los primeros vemos trazado, a través de palabras españolas y lusas, el límite entre nuestro país y Portugal, pero esa confrontación de términos incide en las muchas semejanzas entre nuestras lenguas; el audiovisual del autor libanés remite, por su parte, al conflicto de Israel y Palestina y nos presenta a dos hombres en tensión preparándose para una acción militar. El silencio reina entre ellos; se refiere esta obra a las barreras sociales, políticas y religiosas entre quienes comparten territorio.
Con los citados límites invisibles se vincula igualmente Esotro s/t (1999) de Pep Durán, instalación formada por cinco conjuntos de ropa, todos negros salvo uno gris, que transmiten una sensación opresiva y sombría. A su vez, cuatro de ellos cuelgan en perchas mientras el último, negro, se encuentra apartado, sugiriéndonos vulnerabilidad. Resulta inevitable pensar en los ausentes que vistieron esta ropa y en las razones de la separación de unas prendas y otras; queda a criterio del espectador pensar si esas distancias son metafóricas o casuales. De Beecroft contemplaremos, entretanto, la fotografía Black Madonna with Twins (2006), obra inspirada en un viaje a Sudán del Sur en el que ella padecía mastitis y monjas locales le propusieron amamantar a bebés de un orfanato; también en la pintura religiosa italiana. Nos lleva a preguntarnos esta imagen por qué resulta tan infrecuente encontrar estas escenas con otros colores de piel.
De Francesc Torres veremos Construction of the Matrix (1976), instalación en la que un montículo de tierra es iluminado por una luz roja que permite distinguir una imagen neonatal. Si nos acercamos más, apreciaremos que consta de casquillos de bala y que, a cada lado del montículo, reposan un Manifiesto comunista y un Nuevo Testamento; alude este conjunto a un escenario teatral en el que una nueva vida renace de las cenizas de un bombardeo en el contexto de la Guerra Civil, franqueando barreras ideológicas.
Y cierra la exhibición Jeu de deuil (1994), de Annette Messager, otra instalación integrada por fotos en blanco y negro y muñecos de peluche envueltos por una red negra. Esas imágenes presentan partes del cuerpo humano y se ensamblan dando lugar a una tira vertical flanqueada por dos formas más bajas; parecen asociarse a difuntos, y los juguetes dispersos a sus pies, a ofrendas. En este caso, apela Mei Huang a las distancias entre aquello que evoca la infancia y la muerte, entre el juego y el duelo, y a la incomodidad que generan estas asociaciones desacostumbradas. Decía Messaguer que los significados pueden migrar y aquellos que no tienen un valor cierto son los más peligrosos.
“Desde la frontera”. Apoyo a la Creación’22. Comisart
Avinguda de Francesc Ferrer i Guàrdia, 6-8
Barcelona
Del 13 de marzo al 24 de junio de 2024
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE:
